Me lo encuentro sentado en el parque sin echarle de comer a las palomas en actitud serena, como quien medita algo intrascendente. Me acerco y le pregunto: «qué haces».
Levanta una de sus cejas y cierra el ojo contrario antes de responderme.
–Trato de sortear el destino aciago.
–Eso qué es.
–Algo así como escurrir el bulto.
–No sabes que la inacción nos despersonaliza.
Entonces fue cuando se incorporó bruscamente y me dijo medio enojado:
–Siempre he procurado que en la escuela no me preguntaran la lección; que en la mili no me cayera algún castigo; que en el trabajo no toque atender los asuntos más engorrosos; y que en la sociedad no me señalen con el dedo. Porque como dice un proverbio chino: «el clavo que sobresale siempre recibe un martillazo».
Y se marchó sin despedirse.
3 apostillas:
Me imagino al clavo y lo único que me viene a la mente es que quería cagar sin que los demás sintieran su olor, o que quería hacer algo de arte... en fin, ya debe haber vuelto a su lugar.
Pienso que soy tan mediocre como el tipo del parque. Y hago este ejercicio de honestidad por no empezar así, gratuitamente, a ofender al 90% de la población mundial sin incluirme yo también en el mismo saco.
No conozco a nadie con ganas de complicarse la vida, más bien todo lo contrario: aspiramos a quedar definitivamente instalados en una vida tranquila, cómoda, sin complicaciones ni imprevistos. A una especie de paz de cementerio, una pena.
"Un mundo satisfactorio para gente razonable"
http://www.juliocortazar.com.ar/cuentos/capi71.htm
Este señor lo dijo ahí muy bien.
Es lo más cómodo... pasar desapercibido y no complicarse. Pero no es bueno hacer siempre eso. A veces tratar de sobresalir supone una buena compensación.
Publicar un comentario