Declaración de principios
15.11.06
Educación de adultos
14.11.06
Hace unos meses me encontré con ella y le pregunté qué hacía.
—Doy clases a adultos —me contestó—. Es algo duro.
—Creo recordar que esa era tu vocación. Te noto algo decepcionada.
—El problema de un maestro que da clase a personas adultas es que tiene que enterrar a sus alumnos y no al revés.
La visita
13.11.06
—¿Se puede?
—Adelante.
—Buenas. Tiene usted un ‘blog’ muy curioso —le dijo—. Aunque se le ve un poco solitario.
—No tengo muchos vecinos, no. Tampoco viene a visitarme mucha gente. Es cierto. Pensé bautizarlo como La estepa rusa o El mar de la serenidad. Pero no me quejo. Lo mantengo abierto porque me gusta venirme aquí un rato por las tardes o de madrugada, cuando parece que todo el mundo se calla. Algunas noches, miro hacia fuera y veo como un humillo blanco que se eleva de los edificios. Son los sueños que la gente tiene. He fabricado una máquina que captura ese humo y los traduce. Luego las traducciones las suelo colgar entre estas cuatro paredes.
—Entonces ¿es una bitácora para soñadores?
—Bueno más bien para ilusos que dicen algunos.
—De ilusión también se vive.
—Sí, esto a veces parece una ilusión otras no.
—¿Cuándo parece más real?
—Cuando se presenta gente como usted y charla conmigo, así en plan amistoso.
—Lo cierto es que no tenía nada que hacer. Si no igual paso de largo. Ya le digo que como no tiene mucha parafernalia, ni dibujitos, ni fotos. Ni tampoco nada de sexo con lo que llama la atención, ni de política que pica mucho a la gente. Podía poner algo… unos enlaces luminosos, una radiografía de su esqueleto o, que le digo yo, una oferta: una entrada para un espectáculo al que deje un comentario. Puede sobornar a esos que hacen listas de ‘blogs’. Dicen que si pagas algo te suben de posición.
—Déjelo es igual.
—Hoy he leído en Internet que cada día nacen cien mil nuevas bitácoras. Son muchas ¿no? A este paso va a ver superpoblación. Cada 230 días se duplica su número.
—Sí, cada día somos más pero hay mucha diversidad. También una profusa repetición. Ocurre igual en el Universo: millones de estrellas formadas con muy pocos elementos.
—A este paso se convierten ustedes en el quinto poder.
—Ese análisis lo hacen los optimistas o quienes son arte y parte de este negocio con unos intereses muy concretos.
—¿A quién le teme más?
—A los segundos. Son los gurús de la blogosfera y engañan a la gente.
—Parece usted un descreído.
—No me gusta meterme con nadie, pero no puedo dejar de ser escéptico. Detrás de un juicio así hay intereses concretos.
—La verdad que para mantener esto abierto hay que estar sobrado de tiempo. Tengo un amigo que dice de ustedes, los bitacoreros, que tienen mucho tiempo libre y por eso se dedican a este asunto.
—Bueno es un sambenito que nos han colgado como otro cualquiera. Pero mantener esto limpio y ordenado lleva lo suyo, no se crea.
—También alimenta el ego una barbaridad, que hay cada uno por ahí…
—No si lleva tiene usted razón. Pero yo la verdad no soy ambicioso, es para echar el rato y matar el tiempo.
—¿Ha matado mucho tiempo ya?
—Alguno, no se crea. Ve esos sacos amontonados en aquel armario. Es tiempo muerto que he ido matando aquí.
—Pues sí que… ¿y es difícil matarlo?
—Cuando más me cuesta es en las noches de insomnio. No hay forma.
—Se le ve cansado de esta vida.
—Más que cansado de vivir estoy exhausto por lo vivido.
—¿Se viene conmigo?
—¿Dónde iremos?
—Lejos.
—¿No podré regresar?
—No.
—¿Podré construir otra bitácora allí donde vamos?
—Lo desconozco.
—¿Es usted la ignorancia?
—Soy la primera duda y la única resuelta.
Una de Woody Allen
12.11.06
Al salir del cine me comentó la escena donde Arthur (el padre de la familia que protagoniza el filme) anuncia ante sus tres hijas (Renata, Ryn y Joey) y su esposa (Eve) que, después de haberles dedicado una buena parte de su vida el resto se la reserva para él y se marcha con otra mujer. «Así me gustaría acabar mis días», me dijo.
Pasados algunos años me enteré que su mujer, cumplidas las dos hijas su mayoría edad, se había marchado con otro hombre.
Entendí, en aquel momento, que la película de Woody Allen había llegado a su final.
Desvelos
11.11.06
Qué sentido tan profundo alcanza la frase «dormir como un niño» pasada una cierta edad.
Consulta médica
10.11.06
― ¿Doctor qué tengo?
― No tiene usted nada.
― Y de eso me puedo morir.
― Si se extiende sí. Pero, de momento, está controlado.
― No es una buena noticia.
― No es una noticia, es un diagnóstico.
― Y no me podría diagnosticar mejoras importantes.
― Quizás en la próxima visita.
― Para entonces es posible que esté muerto.
― Muerto o no le pasaré le factura, igualmente.
Enemigos
9.11.06
Siempre habló bien de sus enemigos para desarmar la fortaleza de sus juicios. Aburridos desistieron de presentarle batalla. Y vivió en paz.
Bromistas
8.11.06
Los casinos de los pueblos, donde los hombres se reunían al atardecer para jugar a las cartas o al dominó, fueron fuente de chanzas y burlas sobre los más desafortunados. En cierta ocasión escuché relatar como verídica una historia vivida en esa atmósfera:
Rodolfo llegó como todas las tardes y dejó su sombrero sobre la percha. Se sentó en la mesa con sus compañeros de juego y comenzó su habitual partida de cartas. No pasó mucho tiempo cuando uno de ellos le dijo: «tienes la cabeza algo hinchada». Rodolfo no hizo caso al comentario.
No pasó mucho tiempo cuando alguien de la sala se acercó a saludar a los jugadores de la mesa y también hizo la misma observación a Rodolfo. «Se te ve la cabeza algo hinchada».
Los comentarios de ese tipo salpicaron la tarde. Rodolfo harto de tanto runrún fue al baño y se miró en el espejo. No observó nada extraño y eso lo tranquilizó.
Para culminar la gracia, en un descuido, colocaron bajo el forro del sombrero papel de periódico. Al terminar la partida de cartas Rodolfo se levantó y fue a por su sombrero. Cuando intentó colocárselo en la cabeza no pudo hacerlo.
Dicen los que le vieron que la cabeza de aquel hombre, en ese instante, se hinchó como un globo rojo. Su corazón se paró y cayó al suelo fulminado.
Braguetazo
7.11.06
Golfos
6.11.06
Me saludó con una sonrisa y tras charlar un rato me dijo: «recuerdas cuando nos robábamos las novias a golpe de llanto y borrachera».
Y luego hay gente quiere permanecer eternamente joven.
Crítica
5.11.06
Costumbres
4.11.06
Marcia, esposa de Catón, accedió tener hijos con Hortensio, anciano amigo de su marido, que se lo pidió como favor para lograr salvaguardar su patrimonio familiar. Marcia aceptó por amor a su esposo y regresó con él cuando Hortensio murió, transgrediendo la tradición de la univira.
Líderes
3.11.06
Hacía tanto tiempo desde la última vez que le vi, que de no ser porque conservaba su mirada vivaz no le hubiera reconocido. Parecía otra persona de aquella que tenía como lema: «sólo eres lo que vives», alguien perdido en un mar de rutina.
Elecciones
2.11.06
La honestidad y la inteligencia son las dos características que más valoran los ciudadanos en los políticos. Ni la una ni la otra aparecen sobradas en su prontuario.
Epitafio
1.11.06
El Libro Oculto de la Morada enseña que la muerte es lo más natural del mundo porque nos retorna al equilibrio, ya que somos seres tan improbables, por ejemplo, desde un punto de vista termodinámico.
Ideas
31.10.06
Todos los días uno no puede tener una buena idea para escribir, pero sí tener una causa para intentarlo.
La escritura de arena
30.10.06
Escribir en un ‘blog’ es como hacerlo sobre la arena. Llegan las olas de los días y borran las palabras. Es un como anotar un comentario de naturaleza inestable. Un ‘post’ efímero y cambiante.
El arte de amar
29.10.06
En un país como Japón donde la gente común profesa el amor a la escritura, el príncipe Ariwara No Narihira escribió, en el siglo décimo, un cuento de amor donde el amante se pregunta:
Podría yo ser
El fondo de tu corazón.
Y esas palabras quedaron vibrando como en un eco de eternidad.
Metafísica
28.10.06
Una vez me preguntaron si el sexo de las moscas era lo contrario al sexo de los ángeles y no supe qué contestar.
Averno
27.10.06
Mantiene el budismo que quien habita el infierno permanentemente nunca muere. Allí la longevidad es un castigo.