Educación de adultos

14.11.06

En los tiempos universitarios coincidimos varias veces en algunos ambientes de copas. Era una mujer de fuertes convicciones que sabía bien lo que quería ser en la vida. Terminó magisterio y no la volví a ver.
Hace unos meses me encontré con ella y le pregunté qué hacía.
—Doy clases a adultos —me contestó—. Es algo duro.
—Creo recordar que esa era tu vocación. Te noto algo decepcionada.
—El problema de un maestro que da clase a personas adultas es que tiene que enterrar a sus alumnos y no al revés.

1 apostillas:

Anónimo dijo...

Esa es la parte dura. La parte satisfactoria (creo, no conozco bien el campo) es que los alumnos vienen con interés y valoran el trabajo del docente. Supongo que puedes decírselo si en este momento se encuentra desanimada.