Benignidades

El único lujo que deslumbra es el de la bondad de las personas.

Introversiones

Uno no es nada si no sabe lo que es.

Solideces

Admiro a esas gentes que son capaces de decir que quieren convertirse en algo (escritor, por ejemplo), cuando apenas puedo transformar lo que hay dentro de mí para sacarlo al exterior. 

Tonsuras

Como no tenía pelos en la lengua sus palabras le salían depiladas.

Patrimonios

Por momentos puede que haga el idiota, pero soy mi idiota favorito.

Embrollos

Georg Christoph Lichtenberg advertía: «Quien no ha perdido nada en su cabeza, no puede encontrar nada». La mente es un cajón de sastre donde siempre encontramos lo que no andábamos buscando.

Compasiones

Desde todos los ámbitos no paran de dar instrucciones a la gente de cómo deben vivir. Habría que arrinconar los imperativos y ser más comprensivos con cada apuesta personal.

Hipérboles del yo

Nuestras acciones hablan de nosotros mejor que nuestras palabras.

Recapacitaciones

Quien medita asiduamente, con frecuencia termina riéndose de muchas de las cosas pensadas.

Excéntricos

Expresar en voz alta el pensamiento anómalo es a lo que te puede llevar la escritura.

Vida onírica

He soñado que me moría pero que estaba vivo y observaba angustiado la vida estando muerto.

Manumisiones

Cuanto más dependas de ti más autónomo de los demás serás.

Ahuyentados

Los miedos zumban a nuestro alrededor como obstinadas avispas que quisieran picarnos y a los que hay que sacudirse a manotazos.

Sin esfuerzo

Para escapar de la humillación solo es necesario rebajar el orgullo.

Trucos de manos

 

Sobre todo, se trata de escribir –ni mal ni bien– lo que no está escrito, aquello silenciado o lo no dicho. La escritura es pura invención y fantasía.

Diacronías

El éxito está contenido en el propio fracaso.

Atemporal

Lo mejor de la poesía es que nunca estará de moda.

Paganismo

Al pasar junto al jardín de una casa escucho rogar a una mujer mayor: «¡Zeus!¡Zeus!». De inmediato imagino que está implorando a los dioses antiguos. Y, al momento, descubro decepcionado que es una llamada al nieto que chapotea en una piscina de plástico. Y pienso: Oh, dioses del Olimpo, ¡qué bajo habéis caído!

Limitados

La osadía termina donde comienza el error.

Emancipaciones

Hasta tres veces he echado azúcar en el café esta mañana sin pensar lo que hacía. La mente si la dejas suelta se hace libérrima.