—Todo eclesiástico tiene enemigos, señor Fuller.
—Si no tienes enemigos es señal que la fortuna te ha olvidado.
—¿Quiénes son sus amigos?
—Es amigo mío aquel que me socorre, no el que me compadece.
—No están los tiempos para eso.
—Acusar a la maldad de los tiempos es excusarnos a nosotros mismos.
—Algo nos exculpará.
—Si eres maestro, sé a veces ciego; si eres un servidor, sé a veces sordo.
—Y mudo también.
—El hombre sabio, incluso cuando calla, dice más que el necio cuando habla.
—¿Y si se viste de audacia?
—La astucia puede tener vestidos, pero a la verdad le gusta ir desnuda.
—Los seres humanos temen esa desnudez.
—El hombre honesto no teme la luz ni la oscuridad.
—¿Debe temer la falta de verdad?
—Una mentira no tiene piernas, pero un escándalo tiene alas.
—Es mejor que te conozcan.
—Si tienes conocimiento, deja que los demás enciendan sus velas en él.
—¿Cuál es nuestro sino?
—Nacemos llorando, vivimos quejándonos y morimos desilusionados.
