Lectores vitales

26.12.25


No solo se lee en los libros. La narrativa más oscura, silenciosa y exacta es la vida cuando pasa delante de nosotros sin subrayados ni notas al pie. Hay escenas que no admiten relectura y capítulos que se comprenden tarde, cuando ya han cambiado de página. Asociar lectura y felicidad no es una disrupción cultural sino una simplificación insensible. Leer exige atención y atender duele. La vida como los textos verdaderos no siempre consuela y, a menudo, incomoda, contradice y obliga a pensar. Hay quienes leen para evadirse y quienes leen para comprender. También hay quienes viven sin leer lo que les sucede. La mayor forma de analfabetismo es pasar por la vida sin entenderla.



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