Anhelos

29.12.25


Existen deseos que se formulan en voz baja porque, al pronunciarse, empiezan a mutar. Lo que primero fue impulso se vuelve expectativa, y la expectativa, cuando madura, adopta la forma del miedo. No tememos perder lo que nunca quisimos, sino aquello que anhelamos con demasiada claridad. El anhelo exige futuro y el temor, en cambio, lo clausura. Por eso muchos sueños se abandonan justo cuando empiezan a parecer posibles. No es la dificultad lo que detiene sino la responsabilidad de lograrlo. Hay deseos que no fracasan, tan solo se asustan y es por eso que todo anhelo cumplible lleva dentro el germen de su propio miedo.


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