Tránsito
31.12.25
Decimos que el tiempo pasa, pero quizá sea al revés. El tiempo permanece, inmóvil y ajeno, como un fondo fijo sobre el que nos desplazamos. Lo que cambia es el espacio que atravesamos, los lugares, los cuerpos, las edades, los nombres, porque nosotros somos el movimiento. Por eso la vida no avanza en minutos sino en trayectos. No envejecemos por el paso del tiempo sino por el camino recorrido y, así, cada paso nos aleja de lo que fuimos y nos aproxima a algo que todavía no sabemos ni nombrar. Tal vez por eso sentimos vértigo, no porque el tiempo corra sino porque no sabemos dónde nos dejará el viaje. No es el tiempo quien pasa, somos nosotros quienes nos movemos en su vientre.
Etiquetas: análisis, comentario, reflexión, tiempo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 apostillas:
Publicar un comentario