Una de mis vocaciones infantiles fue la de ser pintor. Mi primer y mi último dibujo fue un pájaro. Al terminar de pintarlo echó a volar y me quedé con el papel en blanco. Desde entonces esa frustración me hace perseguir la libertad, aunque sólo sea la de pensamiento.
Dibujo
20.1.07
Una de mis vocaciones infantiles fue la de ser pintor. Mi primer y mi último dibujo fue un pájaro. Al terminar de pintarlo echó a volar y me quedé con el papel en blanco. Desde entonces esa frustración me hace perseguir la libertad, aunque sólo sea la de pensamiento.
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7 apostillas:
Tiene algo de mito doméstico, impecable en su extraña lógica. (Tomo nota de que la versión blogspot se ha impuesto a la versión bitacoras, y actualizo el enlace desde Campos de Fresa.)
Yo no sé dibujar. Bueno, iba a clases de pintura de pequeñaja y era buena. Peor me lo dejé, y ahora no sé ni dibuajr un perro o un árbol..
Ha empezado la clase de dibujo. La profesora ha dicho que cada uno dibujará su propio retrato.
- ¿De qué color son mis ojos?- pregunta a Francisco.
- Parecen marrones- contesta Mali.
- ¿Y mi nariz cómo es?- dice Mali.
¡Grande como un tomate!, responde su compañera que siempre le hace rabiar.
La profesora manda a guardar silencio.
Francisco está ensimismado con su dibujo, con cuatro líneas ha trazado el cuerpo y está terminando la cabeza.
- Esas piernas están muy rígidas, tienes que darle movimiento- dice la profesora.
- ¿y cómo lo hago?
- Dóblalas por las rodillas, por los tobillos,…
Francisco ha terminado su dibujo. Más que parecerse a él parece un duende. Se queda mirándolo y observa que el duende empieza a moverse.
Pero, ¿qué pasa? Pregunta Francisco asombrado. El duende salta del papel y brinca de un lugar a otro, parece un mono saltarín, chicas y chicos corren detrás de él.
El duende pega patadas a la pelota, se esconde detrás de los papeles de la papelera, corretea por encima de los carteles… Es tan ágil, que ninguno puede atraparlo.
Entonces a Mali se le ocurre una idea. Llena de pegamento una hoja y la coloca sobre la mesa. El duende salta de mesa en mesa y pisa la hoja de Mali, como no puede moverse se tumba, y ahora vuelve a ser el retrato de Francisco.
No sabría explicar por qué, pero me ha gustado mucho la imagen de tus trazos abandonando el papel...
No se me ocurre una manera más poética de definir la libertad sin cortarle las alas tratando de apresarla en un concepto...
Yo en cambio era de los que siempre suspendían plástica.
Mis papeles estaban por consiguiente más bonitos en blanco que después de pintarrajarlos.
Que vuele, que vuele algo que uno ha hecho sobre un humilde papel, sean un dibujo o unas letras, que vuele lejos de su creador, y en su lugar le deje el deseo, que nunca se colma y no siempre se cumple, de nuevas libertades. Es una buena escuela, esa.
Un saludo
Me recuerda una imagen de un relato de Gabriel García Márquez en que una mariposa dibujada se echaba a volar. Revela, quizás, nuestra ansia de ensoñación, de magia, de perspectivas como sólo el mundo de los niños puede producir. Por ese mundo... Tu blog es ese pájaro sin jaula que vuela con la imaginación.
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