Lapidario

31.10.09



La vida es una enfermedad de la que nunca se sana.

Las 'benildes’

30.10.09



Entre las tareas gratas de ser recadero en la infancia estaban los encargos de mercería. Ir a comprar una cremallera, unos botones o una bobina de hilo al salir del colegio me producía cierta fascinación. Al llegar a la tienda no me importaba, incluso, que alguna persona mayor se saltara mi turno, algo que me permitía permanecer en aquel lugar y observar, durante más tiempo, un universo caótico e ilógico. Me eternizaba en una esquina del pequeño local hasta que mi presencia era descubierta por una de las 'benildes’ y me requería para ser despachado. Las dependientas y dueñas del comercio recibía ese apelativo porque el nombre de una de ellas era Benilde, aunque nunca supe cuál de las dos fue bautizada como tal.

‘La tienda de los líos’, como era conocido el pequeño negocio, constaba de una sola habitación y un par de pequeños cuartos sin puertas que servían de almacén detrás del mostrador. Desde dentro de los pequeños cuartos descendía una montaña de muestrarios de botones, ovillos, bobinas de encaje, adornos y otros artículos de costura, por donde las 'benildes’, junto a su padre –un hombre menudo y enlutado–, escalaban o descendían en busca de alguna petición de los clientes. Siempre me preguntaba cuánto tiempo habría tenido que pasar para formar tan extraordinaria pila de objetos que llegaba casi al techo del fondo de las habitaciones. Era un cálculo imposible para mi mente infantil y sólo pude averiguar que cualquier objeto que iba a parar al suelo jamás era recogido. La causa todavía hoy día es un misterio para mí, al igual que aquella atmósfera de tristeza y poca luz que allí se respiraba.

Delincuentes cibernéticos

29.10.09



Internet es un espejo del mundo real. Un invento prodigioso que ha causado una revolución cuyas consecuencias definitivas son aún desconocidas. Su maravilla no sólo reside en la aportación que hace a la comunicación y al conocimiento entre otros muchos aspectos donde están involucradas las personas. Sorprende también porque a la vez que crece su cara amable, en correspondencia, prospera el lado facineroso del ser humano como el caso de la falsa publicidad infectada de virus. Es nuestro sino.

Impronunciable

28.10.09



¿Existe realidad más allá de los límites del lenguaje?

Géneros de la amistad

27.10.09



—Los amigos en la infancia son como personajes de un cuento de hadas.

—Normal, es un tiempo de inocencia.

—En cambio en la juventud parecen una narración de aventuras.

—Lo da el momento.

—En la madurez todo se transforma y la amistad es como un serial que va de la ficción a la novela negra.

—No diría yo tanto. Algo de folletín sí que puede haber pero mezclados con otros géneros como, por ejemplo, el ensayo.

—Y en la vejez la amistad es novela histórica, memoria de lo que fue.

—Y tú y yo qué texto somos.

—Lo nuestro es puro realismo fantástico.

Agradecido

26.10.09



«Estar con gente a la que se ama, es suficiente; soñar, hablarles, no hablarles en absoluto, pensar en ellos, pensar en las cosas más indiferentes, pero cerca de ellos, todo da igual», escribió Jean de la Bruyère. Si eso es así estoy colmado de éste y del otro lado de la pantalla del ordenador.

Lecturas escogidas

25.10.09




Dijo: «No fui yo». Y cerró el libro.



Condensación

24.10.09




El grosor de la nada es lo que mide la espesura del ser humano.



‘Mirapalnorte’

23.10.09


Escondía su mirada bajo unas gafas de sol, aunque fuera plena noche. Un día, en un gesto despreocupado, descubrí a qué se debía aquel nombre de guerra al poder ver su estrabismo.

Lo observaba en trasiego por la ciudad, de un lado para otro sin parar. Pregunté, entonces, a qué se dedica. Me dijeron: es ‘camello’. ¿‘Camello’? Era la primera vez que conocía a un ‘camello’. ¿Qué es un ‘camello’? Un vendedor de ‘chocolate’. ¿‘Chocolate’? Sí, hachís, me dijeron. Ya sé, esa droga que tomaba Rimbaud, Baudelaire, Shakespeare, Yeats, Víctor Hugo, Balzac, Valle Inclán, Marco Polo o la mismísima santa Teresa.

El paso del tiempo borró la figura de Mirapalnorte. La casualidad, durante un paseo por el cementerio, me la devolvió. Pegada a una lápida de mármol estaba su fotografía y su peculiar mirada bajo las gafas de sol.

100.000

22.10.09



El procesador de textos señala que, con este comentario, ‘El día que estés muerto sabrás cuanto te quieren’ o su heterónimo ‘El sexo de las moscas’, alcanza las cien mil palabras. No sé si han sido inútiles o eficaces, cálidas o extrañas, hirientes o malsonantes, displicentes o entrañables. Sí hicieron pensar o fueron irrisorias, pedantes o altivas, inteligentes o torpes. Son un hito de esta bitácora tan inservible como cualquier otra cosa. Sus dueños son los lectores: hagan con ellas lo que les plazca.

Indefensión de la conciencia

21.10.09



¿El que está dentro del espejo es el ‘otro’ o soy yo?

Mudanzas

20.10.09



—Hay un viejo orden que muere y no tardará en agonizar y dará el relevo a unas nuevas reglas del juego.


—Te refieres al devenir histórico.


—Sí. Igual que ocurrió con el Renacimiento pero apoyado en las nuevas tecnologías que forzará un cambio drástico en muchos campos.


—Las revoluciones no cambian el mundo, tan sólo lo mueven de sitio.


—Es posible pero será una sacudida importante de la que no se librará la banca o la medicina por ejemplo.


—No niego el impacto de Internet o las nuevas tecnologías en nuestras vidas pero te veo muy optimista.


—No soy responsable que todo avance tan deprisa.

Planicies

19.10.09



El moralista francés Luc de Clapiers defendió que «los que han nacido elocuentes hablan a veces con tanta claridad y brevedad de las grandes cosas que la mayoría de los hombres no pueden imaginarse en absoluto que hablan de ellas con profundidad». La hondura es un concepto que da vértigo, acostumbrado como está el ser humano a vivir en la superficie del mundo.

Anticuento

18.10.09




Quiso contar el mejor microcuento del mundo y fracasó.



Abreviatura del yo

17.10.09



Sobreexisto porque puedo no porque sea necesario.

‘Lili’, saca

16.10.09



La maldad y la ingenuidad forman una mezcla de indecencia humana cuyas víctimas favoritas son los más débiles. El ‘Lili’ fue un personaje popular sometido a esta fórmula y del que conservo una sombra de recuerdo, una especie de fotografía en blanco y negro en la memoria. El ‘Lili’ respondía a dos resortes lingüísticos: «Lili, saca» y «Lili, la maleta». El primero de ellos provocaba la exhibición pública de su gran miembro viril para jolgorio de la muchachada, pavoroso pudor de las gentes puritanas y, en más de una ocasión, la intervención de la guardia municipal para retirar de la calle al pobre ‘Lili’. El segundo no menos cruel que el primero, trataba de espantarlo por su actitud pedigüeña y, entonces, más apenado que loco, sabía que se tenía que marchar del lugar.

El bloc

15.10.09


Durante buena parte de mi vida mantuve una práctica iniciada en mi juventud de emplear los blocs para anotar ideas, palabras, versos, borradores que después se transformaban en cuentos. La llegada del ordenador acabó con ese ritual y ahora, almacenados por años yacen en muebles de la casa. En sus páginas escribí desahogos y críticas contra aquello con lo que discrepaba y la trascendencia de los contenidos, en su mayor parte, no se proyectó más lejos del cajón que los acoge.

Cambié blocs por blogs y eso me ha permitido —además de conectar con un universo de lectores amigos—, decirle al escritor Javier Marías, aunque él no lo vaya a leer, que creadores y artistas no van a dejar de producir obras porque exista Internet y el libre intercambio de contenidos culturales. Eso no va a ocurrir porque vivimos en los albores de una nueva época, con gente dispuesta a crear por el mero placer de hacerlo, que renuncia a estipendios y expone su obra de forma gratuita en miles de espacios similares a este sencillo blog.

Identidad de la nada

14.10.09



¿Derogar la individualidad es aniquilar la voluntad individual?

Arrestos

13.10.09


—Recuerdas aquellos versos que preguntaban: «¿Siempre se ha de sentir lo que se dice? ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?»

—Sí, algo así me recuerda a aquella otras frase de Unamuno: «siente el pensamiento, piensa el sentimiento.» ¿Por qué lo dices?

—Últimamente escucho con frecuencia que hay que ser valiente y no tener miedo.

—Mira en este mundo cada uno cuenta la película según le va y canta la canción que más le conviene.

—Entonces no crees necesario derribar los muros que levanta la hipocresía.

—No. Si vas a cara descubierta por la vida el que se estrellará con un muro serás tú.

—Y el atrevimiento y la valentía, dónde quedan.

—No lo sé. Lo normal es que quien predica tanto arrojo, en el fondo, sea quien más pensamientos esconda en favor de sus intereses o por verdadero miedo.

Cautelas

12.10.09



Según Schopenhauer «hay que pensar como la minoría y hablar como la mayoría». Y habrá que, ineluctablemente, saber vivir en esa esquizofrenia social. O tal vez sólo pensar como la mayoría y hablar como un solitario.