Saber popular

7.8.20



Quien miente entre mentirosos, ya no miente, solo engaña.



Rezagado

6.8.20



Últimamente creo que alguien me persigue. Me vuelvo y no veo a nadie. Sospecho que soy yo que me voy quedando atrás.



Aturdimientos

5.8.20



A mí hay ciertas cosas que me suelen dar vértigo y por eso recuerdo que en los proverbios y consejos de Juan de Mairena se puede leer: «Huid de los escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura». Mi línea del horizonte está siempre a la altura de la mirada del prójimo.



Llevadero

4.8.20



Una sociedad que tolera bastante bien la hipocresía, termina por vivir en una realidad soportablemente falsa.



Extinguibles

3.8.20



El amor es una llama inextinguible que nunca se apaga. Si acaba es porque nunca existió.




Tareas

2.8.20



Mientras extendía los brazos con las palmas de las manos enfrentadas para ayudar a su abuela a ovillar la madeja, pensaba que ese gesto era como liar el mundo: con cada vuelta una pelotera mayor.



Circunspecciones

1.8.20



Cuando mantengo una conversación con una persona desconocida sobre mi afición a escribir, su cara, casi siempre, termina siendo un poema. «¿Y qué escribes?», me pregunta. «Poesía», le respondo. «Ah, yo es que la poesía no la entiendo», expresa con amabilidad por no decir lo que verdaderamente piensa.



Paradigma circunstancial

31.7.20


Reflexionar, meditar, dudar, es como manejar el cerebro en modo manual de consciencia. La otra opción es vivir con el piloto automático puesto hasta el final del viaje.



Teologías

30.7.20



Narrativas mudas, lectores de nada. Todo se acaba.



En grado sumo

29.7.20



Importa la gente a la que importas.



Caprichos

28.7.20



La vida es una concatenación de arbitrariedades de las que nunca se puede estar a salvo.



Exclusiones

27.7.20



Tengo tanta aprensión ante lo que no he sido que trepido en mi existir.



La plaga

26.7.20



Los dos hombres parecían mantener una larga conversación cuando asomaron por el final de la calle arrastrando aquel artilugio. Al acercarse sus palabras aparecieron nítidas en mis oídos. Uno de ellos, el joven y fortachón, manejaba un gancho metálico con el que levantaba las tapaderas de las alcantarillas. Su compañero, no mucho mayor y más bajito, tiraba de un depósito con ruedas y una pistola para fumigar mientras escuchaba el discurso de su acompañante: «Las cucarachas son como las ideas, para que salgan de la oscuridad hay que espolearlas con un antígeno. Es lo que hacen con la gente, envenenan su mente con todo tipo de sustancias y le sacan los pensamientos de su parte más negra y genuina». 

Su amigo parecía no escuchar en tanto esperaba a que levantara la tapa de hierro para rociar aquella boca oscura con el líquido que contenía el recipiente. Después emprendieron su camino hacia una travesía posterior. Antes de perderlos de vista pude leer la leyenda impresa en el traje de trabajo que vestían: AHIMETPISA, Agencia de Higiene Mental y Tratamientos de Plagas Intelectivas Sociedad Anónima.



Defectivos

25.7.20



Más que señalar defectos hay que omitir perfecciones.



Plegamientos

24.7.20



Afeamos la vida cuando nos doblegamos a exigencias superfluas.



Inusitados

23.7.20



Llegan momentos donde es insoportable el rozamiento de existir.



Paisajes

22.7.20



No hay lugares comunes, cada cual que recorre el mismo camino lo hace con un paso distinto y una mirada ajena a quien ya bebió ese mismo horizonte.



Desarreglos

21.7.20



La envidia es el padecimiento de los mediocres.



El ser interrogado

20.7.20



¿Quién es el otro? Me pregunto. ¿El otro soy también yo? Si es así ¿voy hacia él despreocupado? Llevo mi corazón en la mano y estoy temblando.



Unipersonal

19.7.20



En aquel municipio había empadronado un solo habitante quien, además era alcalde electo por sí mismo y vecino único que contravenía las órdenes que aparecían en los edictos de la municipalidad. Así cuando estaba en desacuerdo con alguna normativa se iba a protestar a la casa del primer edil sin que ello causara ninguna alteración del orden público. Igualmente, cuando celebraba una sesión plenaria, todos los acuerdos se alcanzaban por mayoría absoluta, lo cual constituía una incuestionable paz social en el pueblo. 

En cierta ocasión, el ayuntamiento le otorgó una licencia para construir un parterre donde colocar sus macetas y verlas florecer, aunque hubo de renunciar, después de ser acusado por su alter ego de corrupción urbanística ya que se beneficiaba del acuerdo. 

Los bandos municipales consistían en largos exordios que nadie leía, a excepción de él que los escribía, inspirados en la Ilíada y desarrollados en igual número de quince mil versos homéricos. 

Una vez a la semana abría la ventanilla de atención ciudadana que cerraba a los cinco minutos tras la ausencia de usuarios. 

Cuando se marchó el último residente a la ciudad porque decía que el silencio era insoportable, tuvo que prescindir de los actos protocolarios como los desfiles, la entrega de medallas de oro, el libro de firmas ilustres y la izada de banderas. 

Posteriormente a su fallecimiento, acontecido por un acceso de falta de popularidad y una pleuresía administrativa, el lugar fue declarado zona de despoblamiento rural. 

En su honor, los servicios funerarios, a continuación de incinerarlo, guardaron sus cenizas en una hornacina del salón de plenos.