*«Me hace gracia eso que decís los comentadores, eso de "estoy de acuerdo", "te equivocas" o "cierto". Aquí se leen poemas o fragmentos de un poema o microrrelatos, o el género que sea en conjunto, pero un poema o cualquier cosa de esas no es una opinión que contrastar con otras. Es lo que es. Y te gusta más o te gusta menos, pero no es algo de lo que discrepar o estar de acuerdo. No sé cómo lo verá el autor del blog, pero yo lo veo así.»
—Autor del ‘blog’, ¿puede decir usted algo? —le incitó— Parece un órdago.
―No, no, nada. Me mantengo al margen.
―¿Al margen de los comentarios?
—No, me margino de sermonear a los opinantes. Quién soy yo para poner caos en este bello orden de la discusión de las ideas.
—Eres quien escribe.
―Sí. Y más allá de eso no soy nadie.
—Eres quien provoca el caos y quien enciende la mecha de los comentarios.
—Pues eso, nadie de importancia. Menos que el apuntador en el teatro.
*Este comentario apareció en la entrada titulada Camuflaje.