Exánimes

30.11.09



El papel del escritor es, según Jenaro Talens, «destruir las palabras, agotar su caudal». Y no será que la suerte de aquel que escribe es la de ser consumido por las propias palabras, aniquilado por el sólo hecho de la escritura.

5 apostillas:

María dijo...

Sinceramente, Francisco,
yo creo que es todo lo contrario, te llena de energía, a veces incluso, despierta cosas que estaban dormidas...
Las palabras construyen y dan una estructura tangible a los pensamientos.
No sé, será que yo no soy escritora de verdad.

Muchos besos y feliz semana.

Joselu dijo...

La mayoría de los que escribimos no somos escritores de verdad. Somos escribidores en el mejor de los casos. La literatura es otra cosa.

Juan Poz dijo...

Más que aniquilarnos, la escritura nos reinventa, o nos descubre. No somos los mismos después de escribir. La experiencia clásica es la de sentirte muy lejos de la mano que escribe los signos sobre el papel, de modo que, al releer, te sorprendes de que lo escrito haya sido escrito por ti, y dudas, con razón, de tu autoría, y te preguntas ¿quién escribía? La escritura nos impone muchos códigos y muchos sentidos a los que somos ajenos. Cuando escribimos no hablamos sólo desde nosotros. Incluso me atrevería a decir que las construcciones lingüísticas tienen a gala rebelarse contra nosotros para poder revelarnos como en realidad ni siquiera imaginábamos que podíamos ser. Mas o menos...

Maria Coca dijo...

No sabemos quién destruye a quién. A muchos se le atraviesa una u mal puesta y terminan ahogándose antes de llegar al punto final.

Besos de luna siempre presente junto a tí.

Juan Navarro dijo...

Talens habla desde la soberbia. Ay, aquel que no cree en el poder transformador de las palabras, que acaban, incluso, por tener vida e identidad propias, como los personajes de Niebla.