Frase

21.9.05



El escritor David Leavitt señaló: «Los que tienen inclinaciones artísticas alquilan cámaras de vídeo, hacen sus películas y declaran que el lenguaje escrito pronto se degradará, pues sólo sirve como vehículo de nostalgia.» ¿Habrá pensado alguien que vivimos un mundo de puro efectismo, decadente y resignado?



Oficio

9.9.05



Trabajo como Ángel de la Guarda a turno corrido de veinticuatro horas y no tengo vacaciones. Mi contrato es eterno. No estoy afiliado a ningún sindicato ni adscrito a ningún convenio colectivo y mi jefe es divino, aunque no me paga nada. 

Mi labor consiste en ver sin tocar, oír sin hablar, guardar sin proteger, predecir sin avisar, soportar sin sufrir; percibir los sentimientos sin sentir. 

Estoy cuando despierta el día del que va a trabajar, junto al suicida en el momento antes de colgarse en el vacío, al lado del niño que gime tras dieciséis horas de trabajo, cuando grita la parturienta, en el paroxismo de dos cuerpos amándose, en la oscuridad del insomne, cerca del viejo solitario que se arropa con recuerdos, atento a quien ríe despreocupado y en el miedo infantil por el distanciamiento maternal. 

Oigo los pensamientos del asesino antes de matar, miro cómo oculta el ‘dinero negro’ el mafioso, me acerco al presidente de una nación cuando piensa su poder y al magnate cuando se siente todopoderoso. 

Escucho el golpe sordo de un cuerpo cuando cae al suelo desde un andamio, la agonía del enfermo, el pensamiento de aquel que llaman loco, la bofetada en la cara a una mujer, el dolor de un amante abandonado y la amargura de la violada. 

Sé del absurdo deambular del toxicómano, del fanatismo del terrorista, de la impotencia del parapléjico tras un accidente y del dolor de la misma muerte. También estoy al corriente de la emoción del enamorado y del que se sabe alegre. 

Y nada puedo hacer si no pasar como un ángel.

Amigos

3.9.05

«Ninguna amistad soporta un dosis exagerada de franqueza», escribió en cierta ocasión el filósofo Émile Cioran. De ser cierto este axioma debería reconsiderar todas las relaciones amistosas mantenidas hasta ahora.

Paseo


Caminaremos por la suave arena del rebalaje como si el tiempo no existiera. Te contaré cosas de cómo siento el mundo en un largo paseo mientras las olas bañan nuestros pies descalzos. La sensación de arena húmeda en la planta de los pies provoca momentos de sinceridad, nos desnuda de fingimientos y no impele a contar intimidades y sueños nunca confesados. Esta arena seguirá aquí cuando no estemos nosotros. El infierno no existe y en el cielo seremos todos ángeles. Los huesos se acortan con el tiempo por eso las personas mayores son más bajas. Los peces no duermen porque no tienen cama.


(Elvira, 8 años)

Renovación del DNI

2.9.05


Tras fijarme que tenía caducado el Documento Nacional de Identidad desde hace veinte años, he tomado la drástica decisión de renovarlo. Sobre todo porque no acababa de reconocer al tipo de la foto. Un examen de conciencia ciudadana me encaminó hacia la Comisaría de Policía.
−Buenas.
−Dígame.
−Es aquí para renovar el carné.
−Sí.
−¿Qué hace falta?
−Dos fotografías y el carné antiguo.
−Tome.
−¿Es usted Juan Pérez Martínez?
−No estoy seguro.
−¿Cómo dice?
−Que a veces siento que no soy esa persona.
−Un poco de seriedad, eh.
−Es por mi enfermedad.
−¿Está usted enfermo?
−Sí. Tengo un trastorno bipolar serio.
−¿Eso que es?
−Que unas mañanas me siento bien, como el del anuncio del donut, y otras todo lo contrario. Por eso no sé si soy yo u otro.
−Pero ¿usted cambia de apellidos durante el día?
−No.
−Pues entonces usted es este.
−Vale, si usted lo dice.
−¿Es hijo de Juan y Juana?
−De Juana sí, porque me crió, pero de Juan no sé.
−¿Cómo que no sabe?
−Es que yo tengo varios padres.
−A ver, explíquese.
−Sí porque a mi madre le hicieron varias transfusiones sanguíneas durante el embarazo.
−Eso no cuenta. Su padre es Juan y ya está.
−¿Vive en la calle del Agua número 7?
−No, se llama calle Sequía, le han cambiado el nombre; como no llueve.
−Oiga me está usted impacientando.
−Disculpe, es por culpa de mi falta de identidad que caducó hace veinte años.
−Ya veo. Ande, deme el dedo índice de la mano derecha.
−Ese no. ¿No le importa que sea el de la izquierda?
−Me parece que usted y yo vamos a acabar mal. Muy mal.
−No se ponga usted así, hombre. Se lo digo porque el derecho, como lo utilizo mucho para señalar, lo tengo un poco gastado e igual las dactilares salen un poco cubistas.
−¿Acaso tengo cara de tonto? ¡Traiga acá el dedo ahora mismo o se lo corto!
−Vale, no se me irrite que igual le afecta el síndrome scriba infensus.
−Quiere dejar de decir chorradas de una vez. Y ahora deme el pulgar.
−Sabía usted que gracias a que el pulgar se opone a los otros cuatro dedos hemos podido evolucionar. Sin él ni usted ni yo sería lo que somos.
−Me tiene harto. Son 6 con 45 euros.
−Ah, pero hay que pagar por tener identidad.
En ese momento observé como la cara de aquel hombre enrojeció hasta un color rojo sanguina. Parecía que sus ojos se le iban a salir y dejó de respirar. Inmediatamente cayó al suelo. Dijeron que era un infarto. Entonces otro señor se me acercó y me dijo:
−Vuelva usted mañana.
Pero no he vuelto, a fin de cuentas prefiero ser un sujeto no identificado.

La vuelta al 'cole'

1.9.05


Después del maestro, al frente sobre la tarima, el resto de la clase estaba por ocupar su puesto en el aula. En primera línea los listos, los que querían llamar la atención, los pelotas, los concentrados, la minoría selecta y aquellos otros que no veían bien la pizarra. En medio la tropa, los tímidos, los del apellido en mitad del abecedario, los compañeros siameses, las sociedades afines y los intereses comunes. En las esquinas los marginados, los desplazados y, junto a la puerta, los que querían escapar pronto de aquella realidad. Al final, los que armaban jaleo, los que no daban golpe, los vagos y maleantes, los insurrectos, los inconformistas, los repetidores, los que persistían en sus errores, los rebeldes y los que se aburrían. No sé cómo me las apañaba todos los años para terminar en la última fila.Y sigo igual, si no qué hago ahora escribiendo este blog mientras paso las páginas de mi tiempo.

Consuelo

9.8.05




Me la encuentro pasado un tiempo tras el accidente de tráfico que acabó con la vida de su joven hijo. Nos saludamos con la mirada porque hay momentos donde sobran las palabras.
−Una pierde a los seres queridos pero no debe perder lo que sentía hacia ellos −me confiesa casi con lágrimas en los ojos−. Cada mañana hago cosas que sé que a él le gustaba verme hacer, no sé algo como sonreír, cocinar, dar largos paseos…
Después hay un silencio.
-Mi corazón ahora es un vaso de agua y su recuerdo como una bolsita de té que mojó para que me impregne de su presencia.



Olvidar un amor

6.8.05


Según una fórmula matemática, el tiempo para olvidar a alguien que nos ha dejado es igual a la mitad del tiempo que hemos convivido con esa persona, pero nunca más allá de tres años. Al parecer es el periodo necesario para que volvamos a querernos de nuevo.

Reciclaje

5.8.05


La música rock surgió bajo el espíritu de la juventud, la rebeldía, la libertad y el cambio de patrones sociales. Fue una bandera para renovar las viejas formas del mundo. En cambio, mientras ojeo un catálogo musical observó que la mayoría de los nombres llevan 40, 30, 20 años en el éxito y la actualidad. Me pregunto entonces si este reciclaje musical se debe a que no surgen nuevos rockeros con aquel espíritu o, simplemente, el dinero da la felicidad, porque jubilarse la mayoría no se jubila.

Leyenda urbana: la medusa

4.8.05


El último mito urbano es el de una niña que murió hace unos días tras ingerir una medusa. La imaginación colectiva lo ha hecho circular a una velocidad inusitada. La versión de lo sucedido, no sé sabe bien en qué playa, es que una niña de corta edad se echó un cubo de agua por la cabeza y la medusa entró por su boca con la consiguiente muerte de la pequeña.

El encuentro

3.8.05


−¿Cómo te va?−. Le preguntó un viejo amigo a otro tras encontrarse después mucho tiempo.
−Dejé a mi mujer después de veinte años y ahora vivo con otra veinte años más joven que yo.
El amigo sonrió.
−Tú sí que sabes, bribón −le dijo−.
−No, no, que va −respondió mientras miraba al infinito−, ahora es cuando no sé nada.

El engaño de las palabras

2.8.05


Conocí en cierta ocasión a dos personas, una creyente y de pensamiento conservador y la otra, agnóstica y liberal. Ambas solía entablar largas y pacíficas discusiones sobre sus puntos de vista, diametralmente opuestos, de la realidad. Nunca dejaron de saludarse, ninguna le deseo mal a la otra ni hizo nada por dañarla y mantuvieron su amistad largo tiempo.
En cambio cada una de ellas hubo de padecer lo suyo, precisamente, entre los correligionarios de sus ideas, aquellos que se suponían más cercanos a lo que ellos pensaban y con lo que estaban de acuerdo. Ambas aprendieron, entonces, a medir al resto de los humanos no por sus proclamas, no por aquello que decían que eran, sino por cómo actuaban.
Cada mañana nos vestimos con un traje de bonitas palabras que lucimos todo el día, pero es al anochecer cuando estamos desnudos y sólo llevamos puesto aquellos actos cometidos.

Recreo

1.8.05


Nos da por pensar que las vacaciones resolverán gran parte de nuestros asuntos pendientes, pero no vemos que somos como el burro tras la zanahoria. Siempre volvemos en septiembre.

Día de playa

30.7.05


La justicia, siempre divina, de la atmósfera pronosticaba un día termométricamente con las isóbaras a fiebre de camello. Discutían los noticieros especializados sobre la proclive tendencia a mantener las presiones atmosféricas en una cotización al alza. Vanesa desayunaba en camisón de seda verde y unas braguitas que amordazaban la frondosidad de su vello pubiano. Sumergía su cuchara sopera en el tazón de leche blanquecina y fresca para rescatar, con distraído automatismo, una buchada de cereales empapados de lácteo dulzor. Las fibras y el budismo eran la última cruzada dietética que se había empeñado domesticar. Pero Vanesa nunca pensaba que estaba comiendo porque le resultaba arduo el proceso combinatorio de la nutrición.

Soñar despierta era un ejercicio emocionante que además le reportaba una súbita belleza a su rostro infantil y maligno (una mezcla, digamos, de chica vamp y Lilí Monster). A pesar de lo enmarañado de su pelo, alborotado por alguna aventura onírica de la noche y del desdibujo de las postreras huellas de maquillaje, conservaba un aspecto vigoroso y fuerte, tan propio de las nativas de Tauro. Pero los 113 grados Fahrenheit de aquella mañana, le habían hecho encajar, súbitamente, una mueca de asombro y de perplejidad, enrareciendo su carita de cera virgen. Este iba a ser un día de calor, de un calor que haría sudar hasta las piedras. Se ordenaron entonces en su mente, mientras alzaba el tazón para finiquitar el asunto del desayuno, las imágenes de su biquini rojo, la arena ardiente, la sombrilla con paisajes de oasis, el chismorrear casi silente de las pequeñas olas, una pareja de delfines gemelos y la línea infinita del horizonte marino de un azulado refrescante. Un calor tontencino iba tomando el día por todas sus arterias y otros conductos de la circulación sanguínea.

Llamaron a la puerta justo cuando la radio anunciaba, el último boletín tórrido que recitaba una oleada de fuego, alcanzando, en esos momentos, la temperatura crítica soportable por la exudación de los cuerpos, situada por ciertos entendidos, no sin polémica, en los 140 grados Fahrenheit. Vanesa entonces perfilaba ante el espejo su ritual de labios y carmín, la malévola constelación de pecas ubicada en sus mejillas, y se alegró, al saber, que había llegado Luis para llevarla. Sólo la retuvieron los cinco segundos imprescindibles del último retoque.

Sorprendida al entreabrir la puerta y no ver a nadie, sólo halló un charco de líquido en evaporación y reconoció las bermudas con dibujos de pececitos tropicales que le regaló a su novio. El calor le había echado por alto un día de playa.

Incruento amor

29.7.05


Por cada amor, cuenta un dicho popular, hay tres desamores. La batalla del corazón no puede ser más cruenta. Hasta acertar con el destino cuántas víctimas se dan en el camino.

Púberes

28.7.05


El tedio, un material consustancial a la adolescencia y una herramienta con la que los jóvenes pueden malgastar todo ese tiempo que les sobra, es un ejercicio necesario para saber, después, qué breve es la existencia.

Un amor equivocado


Dejar el trabajo, los amigos, el lugar que te vio crecer por una pasión amorosa parece todo un gesto romántico y atronador. Pero y si después de todo eso es un amor equivocado el que se escoge, ¿qué nos queda? Sólo quienes han errado en su camino saben reconocer esa huella, porque hay quien es más feliz con la pasión que siente que con el amor que le dan, parafraseando al pensador francés La Rochefoucauld.

Empatía

27.7.05


Alguien me comentó un día que se había dado cuenta de la cantidad de mujeres divorciadas que vivían en su ciudad; estaba en pleno proceso de divorcio. Una amiga me paró en mitad de la calle y me apuntó que los hombres eran infieles por naturaleza; luego, entre lágrimas, me confesó una aventura extramatrimonial de su marido. Un conocido me relató una estadística del color más usado por los fabricantes de coches y el modelo que más se repetía; acaba de comprar uno que encajaba con esos dos parámetros. Mi vecina, después de un saludo efusivo, vino a decirme que había una epidemia de perros en el barrio mientras su caniche se meaba en el pernil de mi pantalón.
Parece, como refiere el dicho popular, que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena y descubrimos otras caras de la realidad cuando nos toca padecerlas. Un poco de más alteridad no le vendría mal al ser humano.

Dendrocronología

26.7.05


Igual que los árboles envuelven con anillos el paso de los años, por las veces que hemos amado medimos la edad del corazón.

Dendrocronología


Igual que los árboles envuelven con anillos el paso de los años, por las veces que hemos amado medimos la edad del corazón.

Una marca

25.7.05


Primero fue el hombre metrosexual, después llegó el metroemocional y ahora el vitalsexual. Al final los hombres acabaremos convertidos en un anuncio de colonia.

El beso

24.7.05


Llovía sobre el silencio de la noche coja con mansedumbre y delación, en una noche de mayo cuando todas las puertas se han cerrado. La tormenta del miedo que auscultaba entre los borradores de los sueños, se hacía fuerte y jadeaba. El tiempo era un misterio envejecido como un vino añejo. Entonces la besó en la boca. La besó con un beso apasionado y definitivo mientras su mano derecha agarraba la nuca que tapaba una ondulada melena pelirroja de reflejos oscuros desplegada en el aire de la noche. Sabía que la perdía, que ya la estaba perdiendo desde esa noche desangelada. Sara no entendió el porqué de aquel beso, ni el titilar de las estrellas que asomaban en el silencio como puntitas de cristal, ni la mirada extraña del transeúnte que cruzó aquel instante. Una lágrima andrógina se deslizó por la mejilla de Esperanza mientras recordaba la última escena de la película Thelma y Louise.

Antropofagia

23.7.05


El tiempo me come el corazón y soy una víctima más de la cruel existencia.

Doctor ¿me puede recetar una depresión?

21.7.05


Modelos sociales a imitar

Antonio. Un Guardia Civil dado de baja por depresión que se dedica a hacer chapuzas de fontanería y albañilería. Practica ciclismo y se aplica en pintar cuadros.

Antoñita. Trabajaba de cajera en un supermercado. Está dada de baja por una lesión en una mano. Suele montar a caballo y se va al Rocío un par de fines de semana al mes.

Toni. Es Policía Local. También está dado de baja por depresión. Es corredor de fincas, asiste a clases de Tai Chi y los fines de semana se va de ‘marcha’.

Toñito. Le dieron la baja por una enfermedad reumatoide en una entidad bancaria. Ahora se dedica a rodar cortos cinematográficos. Se le suele ver en bares, cafeterías y ‘pubs’ como lugares que más frecuenta.

Toñi. Maestra. Dada de baja por depresión facultativa. Pertenece a un club de senderismo y cada fin de semana participa en una de sus juergas. Va a clases de baile.

Toñín. Lleva veinte años dado de baja como Policía Nacional por depresión. Acude cada día a un club de aeromodelismo y canta en el coro de una iglesia. No se le conoce otra actividad complementaria.

Antoñón. Vino exiliado de Centroamérica a Europa. Lleva veinte años viviendo de la lástima que da a las administraciones culturales y a los amigos. Es un artista y un perseguido político y huye del trabajo como los lobos del esparto.

Nota.- Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

En la cola del súper

20.7.05


- Los medios británicos justifican la ocultación de imágenes de los atentados de Londres. Son los mismos medios que sacan el descuartizamiento de cadáveres en todas las guerras del mundo.

- Juan Manuel de Prada vio cumplido un sueño de infancia al ganar el Planeta. Es bien triste crecer sin infancia. De niño debió ser muy mayor.

- Continúa la subida de tipos para controlar la inflación. ¡Qué mujer tan díscola ésta que no se deja controlar!

- Seis hermosos ejemplares de toros miuras fueron asesinados ayer en la plaza de las Ventas, sin que se hayan producido detenidos hasta el momento. Los animales murieron desangrados después de ser maltratados, pinchados, mareados y finalmente matados con un estoque, a manos de unos individuos que lucían brillantes y coloristas trajes ajustados, mientras una multitud los ovacionaba.

Declaración de Hacienda

19.7.05


Este año declaro haber tenido ingresos importantes en afectos corrientes.

Paisanaje

18.7.05


Hoy he hecho un largo viaje pero no he visto ciudades ni campos, ni playas ni mesetas, tampoco carreteras ni puentes. He viajado por los rostros humanos que es la aventura que más puede fascinar.

La carta

17.7.05


El Vaticano me ha enviado una misiva en latín donde me pide que reconsidere el título de este blog. Sugieren desde las altas instancias eclesiásticas que debería abandonar el sexo y quedarme sólo con las moscas (http://www.elsexodelasmoscas.blogspot.com). Esta será para mí una larga meditación veraniega que no me dejará dormir.

Metido en el charco

16.7.05


Hay un charco en la noche que, en sus bordes, refleja la luz de la luna. Su silueta asemeja el bocadillo de un tebeo con la superficie oscura. Qué escribir dentro: la noche misma, el pensamiento del día que se va o el sueño que espera. La larga meditación del cuento que es la vida. Al final me doy cuenta que dentro de ese negro espacio estoy yo.

Literatura infantil


Harry Potter es un libro mágico…para la cuenta bancaria de su autora Joanne Kathleen Rowling que ya supera el billón de dólares. Lo prometo, nunca volveré a reglar un libro del aprendiz de mago.

El traidor

15.7.05


Me encuentro a un conocido en la cola del supermercado. Nos saludamos. Le preguntó cómo le va y qué hace. Me responde: «ya ves, aquí de traidor». ¿Cómo dices?, le digo sorprendido. «Sí, de traidor. Tráeme esto, tráeme aquello, tráeme lo otro», me dice. Y no tengo más remedio que despedirme con una sonrisa.

Dicho latino

14.7.05


Quien aspira a la felicidad de una vida burguesa desea su propio infortunio.

Máxima

13.7.05


Las moscas y el sexo, dos cosas que no nos podemos quitar de encima durante el verano.

Kamikaze

12.7.05


Tropezó mil veces sobre la misma piedra pero no era un error. Quería suicidarse.

La densidad de las palabras

11.7.05


Las palabras no son corchos que echas a flotar sobre el agua. Tienen que tener un peso específico que las haga hundirse en nuestro interior.

Efectos del calor

10.7.05


Una mayor agresividad.
Los conductores corren más. Suena más fuerte el volumen de la música.
Espejismos urbanos: se ven mujeres casi desnudas que caminan por la ciudad.
Hay más mosquitos, cucarachas y todo tipo de insectos.
Sube la tasa de insomnes.
Los litros de sudor podrían llenar cien piscinas olímpicas.
El calor produce olas y da golpes.
Los cuerpos se dilatan.
La cantidad de calor que recibe un cuerpo cuando aumenta su temperatura es directamente proporcional a la masa que tenga, al cambio de temperatura observado y al calor específico del material en cuestión que, en este caso, es de carne y hueso.

Cambios

9.7.05


Cansada de intentar hacerse oír entre el ruido de la música y el humo del pub, un día decidió ponerse es escribir en una bitácora. Desde entonces no ha vuelto a tener problemas de afonía.

Quejas

8.7.05


Me molestan los viernes con su carga de feroz optimismo.

Insignificancias

7.7.05


El maestro zen Li-Chin contó a su alumno que, desde algún lugar del universo, inhóspito e inerte, se podía ver titilar, entre un millón, una pequeña estrella llamada Sol. La humildad es una práctica que siempre nos debe reconfortar.

Ciclos de lavado

6.7.05


Remojo, prelavado, lavado, enjuague, aclarado y centrifugado. Igual que la publicidad hace con nuestros cerebros.

Aplaudidores

5.7.05



Nunca he visto aplaudirle a quien trabaja en el campo cuando termina su jornada, ni al pescador cuando baja de su barco, tampoco al minero cuando sube de la mina. No he visto ovacionar al albañil cuando baja de su andamio, ni reverenciar al mecánico cuando termina su jornada con las manos grasientas. Ni he visto sacar a hombros a los profesionales sanitarios que curaron una enfermedad mortal, ni pedir autógrafos a las personas que investigan y que inventaron una nueva vacuna. Así igual con las amas de casa, las cuidadoras de mayores, quienes atienden al servicio de limpieza, los que enseñan, los seres humanos solidarios, los preocupados por el medio ambiente, quienes se dan a los demás. 
Entonces por qué echan chispas las manos del público cuando termina su actuación un roquero multimillonario, un futbolista afamado o un escritor que recibe un premio de cuantiosa factura.



Simbiótico

4.7.05


Extraño tipo el que vive en mí y cada mañana sale al espejo a saludarme.

Enigmas infantiles

3.7.05


Uno de los mecanismos más misteriosos de mi infancia era el torno de los conventos de las monjas de clausura. Penetrar en el enigma de aquella voz que respondía tras un “ave maría purísima”, “sin pecado concebida”. Desde ese mismo momento ya pecaba con el pensamiento al imaginar que aquella voz dulce escondía una bella mujer inalcanzable para mí. Después estaba la decepción que el rechinar del torno me traía tras haber depositado una moneda, y que no era otra que los recortes de las hostias que las monjas hacían. Penetrar en el misterio ejerce una intensa atracción en el ser humano.

Darle la razón

2.7.05


Nunca se me ocurre llevarle la contraria a mi peluquera, sobre todo si tiene las tijeras en la mano.

Pensamiento único

1.7.05


Continuamente piensa en el sexo. Aunque a veces se distrae y piensa en las mujeres. Y reconoce que se desconcentra y, entonces, sueña con mujeres. Menos cuando se desorienta y piensa en las mujeres.

Chwila

30.6.05

Si la vida es una suma de instantes, un instante es, tal vez, la suma de muchas vidas.

Realidad virtual

25.6.05



Entré a aquel bar para tomarme algo fresco. Me atendió un camarero con acento cortés y de mediana edad, calvo. Cogí mi consumición y me senté en una mesa. Eché una mirada en derredor del establecimiento y vi a un hombre enjuto que echaba monedas en una tragaperras sin parar. Junto a él una mujer sobre maquillada y con la ropa pegada al cuerpo que dibujaba un perfil de bultos irregulares, rodeándole con el brazo. Al fondo en una mesa cuatro hombres miraban distraídos un partido de fútbol en el televisor, dos con poco pelo, otros dos barrigones, uno de ellos carraspeaba de vez en cuando y a otro le costaba masticar porque no tenía dientes. También había dos parejas entretenidas en sus juegos eróticos, pero que no eran adolescentes, una de las mujeres con la ropa tan pegada que dejaba adivinar los kilos que le sobraban. Más allá dos compadres, uno de inmenso cuerpo y otro diminuto, cargados de alcohol. Otros que entraban y salían con rostros poco afortunados que alguno reconocía en decir: “anda que eres más feo que yo”. Y estaba yo que no era muy diferente a todos ellos.

De repente el volumen de televisor aumentó y llamó mi atención sobre el ruido de fondo que había en el bar. Comenzaba un intermedio publicitario. Me fijé y sólo vi gente joven, inmaculada, dermoestéticamente perfeccionados por la genética y los tratamientos antiarrugas. Gente que parecía feliz, casi perfecta en sus deseos y en sus realidades.

Entonces me pregunté que si la gente es así realmente, los que estábamos en aquel bar no existíamos. Éramos virtuales.

Dos grados

18.6.05



Dos grados centígrados es el aumento medio que las temperaturas experimentarán este verano según han anunciado los expertos. Y dos grados dan para mucho. Dan para una evaporotranspiración superior a la de canículas pasadas, algo que nos forzará a aumentar el consumo de agua embotellada y por, consiguiente, a que se eleve el precio en el mercado y la especulación en el sector. 

Otra de las consecuencias previsibles de la acentuación de las temperaturas será una mayor eclosión de insectos, que puede hacer pensar en las siete plagas bíblicas de Egipto. Veremos aparecer moscas por doquier, mosquitos, cucarachas volantonas, luciérnagas, polillas, escarabajos y otros artrópodos. Puede que a estos insectos se agregue una plaga más de predicadores de anuncios apocalípticos. 

La venta exagerada de aires acondicionados será otro de los factores a considerar debido, primero a la especulación y baja calidad de los aparatos en el mercado y, segundo, a que la gente se refugiará en sus hogares y las calles quedarán semidesiertas con la imagen impactante para los veraneantes que sólo verán pasear a los desposeídos de un refrigerador de aire. El crecimiento del negocio de aires acondicionados contrastará con la posible ruina de las terrazas al aire libre. 

Además, está el problema de la oxigenación derivado del mayor consumo que hace el cuerpo humano de este elemento cuando se eleva su temperatura y que empeorará la calidad del aire.



País de ruido

17.6.05



Según la Organización Mundial de la Salud ruido es «todo aquel sonido no deseado». El ruido provoca importantes desequilibrios sobre la salud como estrés, irritación y ansiedad. Sube la tensión arterial y el colesterol y lesiona seriamente el corazón. Igualmente estimula los padecimientos estomacales y las afecciones síquicas. 130 decibelios. Avión sobre la ciudad 125 decibelios. Cohetes 122 decibelios. Feria 120 decibelios. Taladradora 115 decibelios. Motocicletas sin silenciador 110 decibelios. Interior de discoteca 100 decibelios. Claxon de autobús 90 decibelios. Metro dentro del túnel 85 decibelios. Tráfico rodado 83 decibelios. Publicidad en televisión 80 decibelios. Un paseo por la Vía Laietana 77 decibelios. Botellón 75 decibelios. Discusiones 73 decibelios. Madres llamando a sus hijos en Andalucía 70 decibelios. Bares 60 decibelios. Ambiente de oficina 50 decibelios. Conversación normal 40 decibelios. Zonas residenciales 30 decibelios. Tic-tac del reloj 20 decibelios. Rumor de hojas de árboles 10 decibelios. Pájaros trinando 1 decibelios. Un beso en las mejillas



La llamada maternal

16.6.05



A Rosi

En la isla Socorro hay una variedad de pájaros cuyas hembras, con su insistente piar, reclaman a sus polluelos para que no se extravíen. En Andalucía –cito ese lugar porque es donde lo he vivido- y quizás también en otros lugares, las madres suelen llamar a sus hijos con una voz aguda y clara, cuyo tono es identificado rápidamente por su vástago. Es una seña de identidad que enlaza con lo ancestral del ser humano, un fenómeno que ahora queda circunscrito a los pueblos o las barriadas porque el ruido de fondo de la ciudad tapa todos los sonidos que eran identificatorios. Una práctica que me evocan aquellos versos de César Vallejo:


Y nos levantaremos cuando se nos dé
la gana, aunque mamá toda claror
nos despierte con cantora
y linda cólera materna.

La cantinela de la madre es la llamada de la especie, pero también puede que sea un vestigio del canto de las sirenas.