Interrogaciones

7.4.16



¿Lo que me construye como sujeto es mi pregunta?



‘Los malos pastores’

6.4.16



—Esto no tiene remedio, señor Mirbeau.
—Por muchos siglos que dure el mundo y que se desarrollen y sucedan las sociedades, iguales unas a otras, un hecho único domina todas las historias: la protección de los grandes y el aplastamiento de los pequeños.
—En España a pesar de la que está cayendo, la gente no parece reaccionar.
—Una cosa que me asombra prodigiosamente, es que, en el momento científico en que estoy escribiendo, tras las innumerables experiencias y los escándalos periodísticos, pueda todavía existir en nuestra querida Francia un elector, un solo elector, ese animal irracional, inorgánico, alucinante, que consienta abandonar sus negocios, sus ilusiones o sus placeres, para votar a favor de alguien o de algo.
—La gente parece mansa, impasible.
—Los corderos van al matadero. No se dicen nada ni esperan nada. Pero al menos no votan por el matarife que los sacrificará ni por el burgués que se los comerá. Más bestia que las bestias, más cordero que los corderos, el elector designa a su matarife y elige a su burgués. Ha hecho revoluciones para conquistar ese derecho.
—Hay quien apuesta por reacciones más radicalizadas.
—Me repugna el derramamiento de sangre, el sufrimiento y la muerte. Amo la vida, toda vida es para mí sagrada. Esta es la causa por la que encuentro en el ideal del anarquismo lo que ninguna forma de gobierno puede dar: amor, belleza y paz entre los hombres.
—Y cambiando de tema, qué me puede decir de su escritura.
—La literatura sigue todavía sollozando por dos o tres estúpidos sentimientos artificiales y convencionales, siempre los mismos, empantanada en sus errores metafísicos, embrutecida por la falsa poesía del panteísmo idiota y bárbaro. He llegado a la convicción de que no hay nada más vacío, nada más estúpido, nada más perfectamente abyecto que la literatura.
—¿Cómo habría que comportarse frente a la creatividad?
—El arte, no es volver a hacer lo que otros hicieron... es hacer lo que uno ha visto con sus ojos, sentido con sus sentidos, comprendido con su cerebro.
—¿Cómo explicarlo entonces?
—La obra de arte no se explica y no se puede explicar. La obra de arte se siente y uno la siente, nada más.



Rompibles

5.4.16



Una existencia menos penosa nos ha fragilizado.



Andantes

4.4.16



«Hoy no tuve ninguna vivencia de identidad, me limité a seguirme», refería Peter Handke. Hay veces que nuestro cuerpo arrastra de nosotros como quien tira de un niño que no quiere caminar.



Bloc de notas

3.4.16



Meticuloso, ordenado y observador, siempre llevaba un cuaderno de notas para escribir todo aquello que ocurría alrededor de su existencia. Así cuando veía una pareja de novios describía como sería su insoportable convivencia conyugal futura. Si tropezaba con un sacerdote, lo sospechaba en una imagen desnuda en un burdel. Si acaso se trataba de un ama de casa distraída frente a un escaparate de moda, la imaginaba desfilando ante los espejos de su casa. Y si era el caso de un militar enhiesto lo pensaba en ropa interior repantigado en el sofá de su casa.

Su cuaderno engordaba por días hasta que, en cierta ocasión, debió de anotar: esta es mi muerte como escritor. Y se hizo el papel en blanco. Eso sí, pautado como los surcos de la existencia.



Enemigo íntimo

2.4.16



El filósofo estoico, practicante del razonamiento gradual, Crisipo de Solos, opinaba: «no dañan los ultrajes de tus enemigos, hiere lo que de ellos alimentas en ti». A fin de cuentas crece aquello que regamos en nuestro interior y si es una mala semilla, nacerá un fruto amargo.



Devaluación

1.4.16



Decía Karl Kraus que «la vieja palabra no pertenece a nadie. Nadie puede apropiársela». En cambio las nuevas palabras están tan demacradas que nadie las asume como suyas.



Mentir verdades

31.3.16



¿La mentira es la verdad de otra mentira?



El ‘blues’ de la limpieza

30.3.16



Buenas tardes señor Baldwin y no me pise por donde acabo de fregar. Se pasa uno la vida borrando las huellas de las personas para que otras, después, quieran volver a marcar las suyas. Qué ingenuas, no saben que el tiempo a todos nos borra.
—La vida es trágica, simplemente porque la tierra gira y sale el sol inexorablemente y fija, y un día, para cada uno de nosotros, el sol pasará a la última, la última vez.
—Está bien, pero estoy cansado de limpiar lo que otros ensucian. 
—No puede cambiarse todo aquello a lo que te enfrentas, pero nada puede ser cambiado hasta que te enfrentas a ello.
—El que te pisa es porque se cree mejor que tú.
—Por encima del talento están los valores comunes: disciplina, amor, buena suerte, pero, sobre todo, tenacidad.
—Pero nadie da ejemplo para mejorar el mundo a estos chicos.
—Los niños nunca han sido muy buenos para escuchar a sus mayores, pero nunca han dejado de imitarlos.
—Eso no arregla nada.
—Cualquiera que haya luchado contra la pobreza sabe lo extremadamente caro que es ser pobre.
—Además, yo sé tan poco, solo soy un simple limpiador. 
—No puede cambiar todo aquello a lo que te enfrentas, pero nada puede ser cambiado hasta que te enfrentas a ello.



Rigor

29.3.16



La puntualidad es un crujido en nuestra inexactitud.



Festina lente

28.3.16



César Augusto solía decir: «caminad despacio si queréis llegar antes a un trabajo bien hecho», inspirado en el oxímoron ‘apresúrate despacio’ (festina lente). Algo como hacer las cosas ‘sin prisa pero sin pausa’, o como solía referir, tantas veces, mi abuela, ‘vísteme despacio, que tengo prisa’.



Endemoniada

27.3.16



La frase era enigmática, escribió mientras trataba de desentrañar las palabras plasmadas. Después serpenteó en su brazo hasta envolverlo y subió por su cuello. Entró por su boca y por su nariz sin poder evitarlo. Al deslizarse por el fondo de su garganta sintió su sabor amargo y cómo le revolvía el estómago y se volvía visceral y testicular. La frase saltó y rodeó su corazón hasta diluirse en su sangre para llegar a su cerebro que la alumbró, por fin, tras ser esclarecida.



Sensitivos

26.3.16



El filósofo Anniceris reflexionaba acerca de la propiedad del sentimiento: «lo que sienta, sentido es, nadie me lo arrebata». Lo sensible es pertenencia indeleble de la existencia.




Aire

25.3.16



Escribir es respirar palabras.



Imposibles

24.3.16



¿Cuál es la pregunta que nunca nos hacemos?



Paseo por la ribera izquierda de Boston

23.3.16



—Señor Lowell, le veo muy callado esta tarde.
—Bienaventurados los que no tienen nada que decir, y que resisten la tentación de decirlo.
—Hablar nos vincula al pensamiento ajeno.
—En general, quienes no tienen nada que decir invierten el mayor tiempo posible en no decir nada.
—Nos viene de juventud el alocamiento.
—Sí la juventud es un defecto, es un defecto del que nos curamos demasiado pronto.
—Pero la experiencia nos curte, según usted.
—Una espina de experiencia vale más que un bosque de advertencias.
—Y la lectura ilumina nuestro viaje.
—Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra.
—Los libros que del ayer son hoy para mañana.
—¡Cuánta confianza nos inspira un libro viejo del cual el tiempo nos ha hecho ya la crítica!
—Y después está la libertad de ser nosotros mismos.
—La democracia otorga a cada uno de los hombres el derecho a ser el opresor de sí mismo.
—Y de abusar de los demás y de todo lo que encuentran a su alcance.
—Los humanos no saben lo que poseen en la Tierra. Será porque la mayoría no ha tenido ocasión de abandonarla y regresar después a ella.
—Una desgracia como otra cualquiera.
—Las desgracias más temidas son, de ordinario, las que no llegan jamás.



Impávidos

22.3.16



La resistencia de la roca no está en su dureza si no en su silencio.



Arquetipo

21.3.16



Advertía Charles Simic que «todo es un espejo si lo miras el tiempo suficiente». Indagar en el espejo es buscar en nuestra propia alma.




Hipermetropía

20.3.16



Comenzó a leer un sólido tratado titulado ‘Historias sobre la nada’. Al avanzar en su lectura comprobó asombrado cómo las palabras se borraban.



Campeón

19.3.16



Fue su primera medalla de oro y la única en toda su vida. La logró en los juegos escolares mientras participaba en el relevo de cuatro por cien metros libres después de una carrera épica.

Mi amigo partía en el tercer relevo, donde los corredores tienen peores tiempos. El caso era que sus dos compañeros anteriores se habían enfrentado a niños más veloces y cuando cogió el testigo su equipo partía en última posición.

Sabedor de que todo estaba perdido comenzó a correr sin importarle lo más mínimo que todos fueran delante. Sus largas zancadas de delgadas piernas avanzaron en el estadio sin titubear y una fuerza interior le impulsó para ir adelantando a los rivales.

Su cabeza apenas podía creer lo que sucedía pero un motor de alegría interior motivaba su carrera hasta distanciarse de todos los competidores.

Cuando entregó el testigo a su compañero el resto de relevistas no pudieron hacer nada por recortar la ventaja y tras cruzar la meta, los cuatro amigos se abrazaron jubilosos.

Mi amigo aprendió dos cosas de aquella experiencia juvenil: que se puede vencer en la adversidad y que nuestra superación conduce al triunfo de todos.