Miopía deífica

16.5.10




Y Dios preguntó a Caín: «qué has hecho». Y Caín le respondió: «acaso no lo has visto, para qué me preguntas».



Camuflaje

15.5.10



Emboscarse en las palabras, mimetizar el habla, cambiar el acento hasta acomodarlo al ambiente y convertirse en un camaleón de las relaciones humanas. He ahí la habilidad de quien camina entre las tribus urbanas.



Caballitos de mar

14.5.10



A pesar de los años hay un imperecedero olor de salitre en mi memoria. Los olores que llegan desde la infancia están anclados en la pituitaria del recuerdo de forma perenne. Así que cada vez que ese aire salado y húmedo inunda mis pulmones, vuelve la fotografía de aquella Brownie Flash que utilizó papá para inmortalizar un verano de niñez vivido junto a la orilla del mar.

Si el olor es perdurable, la luz del amanecer marino es imborrable. La primera tarea del día era marchar hacia el rebalaje con un cubo de plástico en la mano y el bañador como única indumentaria. El milagro de la mañana era ver a los rudos pescadores sacar el copo, un arte de pesca que arrojaba las redes desde la orilla después de lanzarla al mar en un bote que describía un semicírculo.

Tirados desde dos extremos los pescadores se esforzaban en arrastrar la red hasta la orilla. Allí se arremolinaba la gente para ver la pesquera. Piezas de distintos tamaños saltaban dentro de la red y la chiquillería esperaba su momento para recoger los pececillos de plata que se escapan de la trampa mortal. Era el momento heroico de salvarlos de una muerte segura y regresarlos al mar después de mirarlos con asombro nadar dentro del cubito de plástico.

De todas las incursiones en las que me aventuré la que más me emocionó fue salvar a un pequeño caballito de mar, cuya mirada parecía lánguida y triste. Durante un buen rato lo observé moverse en el estrecho recipiente. Después lo devolví a la libertad que, como en la infancia la imaginación, en los hipocampos, debe parecer infinita.



Sueño

13.5.10



Debe ser que esto de escribir un ‘blog’ me confunde frecuentemente por aquello que me da por publicar casi todo lo que cavila esta cabeza mía. Lo escribo porque, a veces, me imagino sentado a una larga mesa, en plática de sustanciosa charla, mientras departo bebida y buen yantar, con esos amigos tan cotidianos: Joselu, Juan Poz, María, Blanca, Franco, Mar, Aaoiue, Javier, María Coca, Luis, Ex-compi, Futuro Bloguero, Antero, Mechi, Miquel, Javi, Vavo, Alejandro, Sharif, Aniz, María y otros tantos más que figuran en el margen derecho de la pantalla.




*La invitación igual vale para mis amigos de Facebook, Twitter y otros lares.



Amígdalas del corazón

12.5.10



¿Es la ternura una protuberancia del inconsciente afectivo?



Duocidad

11.5.10



—Dos son necesarios para un diálogo.
—Un dúo.
—Una duplicidad.
—Una doblez.
—Una diplopía afectiva.
—Dos aurículas, dos ventrículos.
—La duplicación del corazón.
—La dobledad.

Nota del autor.- Me disculpen quienes no hayan entendido nada.



Ficcionario

10.5.10



«Todas las palabras fueron alguna vez un neologismo», propuso Jorge Luis Borges. Apostemos por ello y carguemos de contenido a nuevas acepciones: intemido, increencia, inleído, incontenido.



Primicia

9.5.10



El alquimista ofreció una conferencia de prensa para desmentir que su cometido fuera el de transmutar metales en oro. “Buscamos la Piedra Filosofal para licuar el tiempo y sublimar los sentimientos hasta hacerlos cristalizar”, dijo. Y luego desapareció.



Justedad

8.5.10



Hay seres ensartados por el infortunio a los que el mundo revela la crudeza de su natural injusticia. Quien de esta vida espera justeza es porque ignora su esencialidad.



El árbol del ahorcado

7.5.10



Los niños mirábamos aquel almendro alto, robusto, de tronco retorcido, con solemnidad y terror. Un día acudimos en pandilla tras la noticia de que, una vez más, un hombre se había ahorcado en él. Observamos el árbol con tal curiosidad que podíamos imaginar un cuerpo que colgaba de una cuerda.

También solíamos visitar el cementerio para ir al patio de los ahorcados que permanecía cerrado, aunque en cierta ocasión alguien dejó la puerta abierta y nos colamos. Era un pequeño recinto con unos pocos nichos, sin lápidas ni flores, en parte desvencijado. Aquella imagen me produjo cierta pena porque los cuerpos allí sepultados parecían estar castigados, apartado del resto de tumbas de los difuntos, muchas de ellas adornadas con coloridas y luminosas flores.

Desde entonces recuerdo, al menos, a media docena de suicidas a los que conocí. Ningún patrón común les unía que no fuera su aburrimiento existencial cargado de angustia. La lucidez mental encarcelada en un embalaje mortal. El método usado, en su mayoría, fue el ahorcamiento y en algún caso los fármacos.

Los hombres prefieren el ahorcamiento o el disparo, las mujeres el envenenamiento. Saltar a la vía del tren o al vacío es indistinto.

En una ocasión escuché decir a un secretario de juzgado que la luna llena de enero venía siempre cargada de suicidios. Desde entonces miro las lunas de enero como coches fúnebres.


Noticias

6.5.10



La comida rápida forma parte de la dieta de millones de personas en el mundo. El consumo de productos culturales se hace cada vez más compulsivo. La velocidad se ha conformado en un modelo vivencial. Y la prisa marca el tempo del metrónomo de nuestras vidas.

Los productores de información no han podido o no han querido sustraerse de esta dinámica y han entrado de lleno en un ritmo vertiginoso y frenético en formato monocorde .

Información exprés y noticias ‘clines’ para consumo rápido y fácil del gran público, un producto para cebar las neuronas de memeces y adherir a ellas una grasienta capa de idiotez.

No basta con informar para adoctrinar, hay que comunicar para reflexionar de manera crítica y descartar el eslogan ‘usar y tirar’.


Palíndromo del yo

5.5.10



¿El amor propio es propio del amor?



Temperamentos

4.5.10



—No tengo mucho deseo, últimamente, y ando bajo de voluntad.
—Más grave sería que te diera un ataque de voluntarismo sin deseo.
—Sería peor un síncope de deseo con voluntad.
—Deberías darte un lingotazo de optimismo.
—Eso no arregla un carácter débil.
—No, pero le da pauta a la baja autoestima.
—Si me estimara más dejaría de ser yo.
—Necesitas ejercitar más tu voluntad.
—O pedir un préstamo de temperamento colérico.
Cerrado el diálogo los dos personajes se embutieron el traje de exterminadores de cucarachas y comenzaron su jornada de trabajo.



Momentaneidad

3.5.10



Si no supiera que soy la poquedad de un momento a qué leer a Vladimir Jankélévitch cuando escribe que «el instante es el punto vertiginoso donde el tiempo y el espacio coinciden, donde cualidad y cantidad aparecen una en la otra, donde la forma y la materia se hacen uno, donde la relación misma se recoge hasta ser un absoluto». Absolutez que me revisa y me supera en mí mismo.



Veredicto

2.5.10



El juez dictó sentencia: la pena fue proscribir la alegría.



La sombra del otro

1.5.10



Podemos decir quienes pensamos ser, nunca quienes somos.



Juanito y las pulgas

30.4.10



Furfur es uno de los setenta y dos demonios relacionados en el Ars Goetia. De él se refiere que miente a menos que se le obligue a entrar en un triángulo mágico, donde da respuestas certeras a todas las preguntas. Este diablo debió ser el instigador de una fechoría que recuerdo a un grupo de niños de mi infancia.

Varios chavales reclamaron a Juanito, un niño llegado desde Bélgica tras un periodo de inmigración de sus padres que trataba de adaptarse a un país salvaje. Lo llamaron en auxilio de un objeto perdido en un pequeño corral que había servido de cobijo a varios perros. Juanito, ingenuo, buscó entre la broza del cubículo. Movió el estiércol aquí y allá con afán de ayudar a localizar el misterioso objeto hasta desistir de su búsqueda. Lo único que encontró fueron tres días de postración en la cama con fiebre alta, inmensos picores y el cuerpo lleno de sarpullido. Entonces entendió que las pulgas eran invisibles.



Seres ocultos

29.4.10



Fuera del ojo omnisciente de Google nada parece existir. Lo que no se encuentra en Internet es conocimiento ignorado y, por tanto, inadvertido. A esa nueva verdad de entendimiento le faltan los datos invisibles, esos que se pasean extramuros de la tela de araña informática, donde habitan las entelequias silenciadas e inapreciables.



Retórica de la autocontemplación

28.4.10



Si todo está dicho y bien dicho por quienes son nuestros maestros, ¿qué hago yo escribiendo esté blog?




Escriturientos

27.4.10



—A ti no te pasa que cuando escribes dejas blancos en el papel que después completas.
—Sí, a veces, cuando escribo es como si armara un puzle donde hay piezas que no encajan y otras que no aparecen.
—Y qué haces entonces.
—Me tomo un par de copas.
—Para tener más agudeza mental supongo.
—No, que va, a la tercera copa, las palabras se transforman en hormigas.
—Y qué haces con las hormigas.
—Dejarlas que se ordenen solas.
―Y si no lo hacen.
—Las fumigo y dejo el papel en blanco.