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Conversación con un gusano

23.7.13


―Todas y cada una de las ideas de la cultura humana son, sencillamente, producto de la más infecta podredumbre.
―Un producto único, Ladislav.
―¡Solo cuando la mujer se despierte del letargo en que se encuentra sumida desde tiempos inmemoriales..., cuando pisotee a la vil, estúpida, brutal, parasitaria, irrisoria raza masculina, saldrá el sol para la humanidad!
―Raza o género, qué no acaba en locura. 
―Ya no soy un ser humano, ¡Todo vive! ¡No existe la nada!... No lo comprende nadie más que yo, el más vil de los gusanos, que, encumbrado por el sufrimiento más inaudito, ha alcanzado la cordura a través de la locura.
―Es un semblante humano.
―Una figura tan escuálida que asustaba; un semblante de una repulsiva lividez, casi blanco, macilento. Parecía un cadáver accionado por un mecanismo.
―Eso es un procedimiento de intelectualización. 
―Nos hemos permitido numerosas licencias. Ante todo, hemos intelectualizado en gran medida a nuestro paladín [el príncipe]. Ha resultado imprescindible. Su Alteza Serenísima andaba bastante a la greña con la pluma...
―Y usted con su cuerpo.
―Al margen de mi prosapia y opulencia, oso decir que soy un adonis, pese a ciertos defectos, como que mido tan solo un metro y medio y peso cuarenta y cinco kilos, que ando algo desdentado, mondo y lampiño, además de un poco bizco y significativamente cojitranco. Pero hasta el sol tiene sus manchas.