Palabreando

21.5.15



Fernando Pessoa, en el ‘Libro del desasosiego’, apuesta por el abandono en la escritura: «como todos los grandes enamorados, me place la delicia de la pérdida de mí mismo, cuando el gozo de la entrega se vive de una forma absoluta. Y así, muchas veces, escribo sin querer pensar, en un devaneo exterior, dejando que las palabras me hagan fiestas, como niño que llevaran al cuello. Son frases sin sentido, corriendo mórbidas, con una fluidez de agua sentida, un olvidarse…» Quién pudiera siempre perderse en aquello que ha escrito y no encontrarse repetido en cada página o fragmento, perseguido por su propia conciencia.

Añade Pessoa: «me gusta hablar. O mejor: me gusta palabrear. Las palabras son para mí cuerpos tangibles, sirenas visibles, sensualidades incorporadas. Tal vez porque la sensualidad real carece para mí de cualquier interés —ni siquiera mental o de ensoñación—, se me transmutó el deseo en aquello que en mí crea ritmos verbales, o los oye de los otros».  Y en ese juego mental permanecemos prisioneros.



1 apostillas:

Juan Poz dijo...

Ese es el fundamento para el refinado y tragicómico placer que es escuchar a los demás...