Repletos

7.2.19



Siempre reconfortará saber todas las nadas que llenamos de amor.



3 apostillas:

Juan Poz dijo...

Aunque no se enteren...

mailconraul dijo...

Sibaritismo de un conocimiento afable, tal vez prescindible.

Joselu dijo...

Por ejemplo, hacer una tortilla de patatas. A veces pienso que, tal vez, lo que más quede de mí en mis hijas sea el recuerdo de las tortillas de patatas de papá y no otras cosas que he creído más importantes. Hay una cierta filosofía de la tortilla de patatas, mezcla de estoicismo y Kierkegaard en estado puro -aunque parezcan antitéticos- que ha funcionado. Pero volviendo a lo que expresas en tu aforismo de hoy, ciertamente, el amor en las cosas simples, hace el mundo habitable. Uno lee en la prensa solo noticias de corrupción, nepotismo, abusos, escándalos, conflictos, amenazas... pero si uno fuera a hacerse una idea del mundo solo por eso, tendría una visión ciertamente escalofriante de la realidad. Por suerte, la vida, las casas, las calles, están llenas de pequeños actos de amor que hacen que el mundo subsista. Digamos que el amor es el 99 por ciento de la vida real, pero lo que vemos públicamente es una visión atormentada y siniestra que nos hace creer que somos peores de lo que somos. Una pequeña conversación, un comentario en un blog, una tortilla de patatas, la lectura de un libro como Retrato de una dama de Henry James -lo más soberbio que he leído en el terreno narrativo en los últimos años-, todo hace que, a pesar de la angustia kierkegaardiana, el mundo y la vida, sean un salto en el vacío en que uno logra dotarla de sentido -aunque sea figurado-, porque la vida está unida inevitablemente al desgarro, al dolor, y, por supuesto, al amor, sin el que esas nadas no existirían.