Pedigüeños

8.2.19



Somos mendigos morales en una sociedad deshonesta.


4 apostillas:

Albada Dos dijo...

Nos agotamos de pedir. Qué pena

Un abrazo

mailconraul dijo...

Los más deshonestos suelen ser los "moralizadores". Cuidado con sus dádivas!!!

Joselu dijo...

Se me ocurren muchas ideas a propósito de este post tan complejo como problemático. Se asume la posición de "mendigos" de modo colectivo en medio de una sociedad deshonesta, pero no cualquier tipo de mendigos, somos "mendigos morales" no mendigos carentes de medios de subsistencia física, somos "mendigos morales". Supongo que en el ánimo de Francisco subyace un deseo de orden moral en medio de una sociedad carente de él.

Ayer fui a una conferencia, impartida por un profesor francés, Christian Heck, en que se nos habló de los bestiarios medievales, esos en que aparecen animales fantásticos que representan alegorías o parábolas en imágenes que muestran un universo ordenado y organizado jerárquicamente en función de la imagen que tenían de Dios en el medioevo. Hay orden moral y social, cada elemento tiene un lugar en esa representación diseñada por Dios. Puede haber alguna transgresión pero los poderes medievales, ubican a cada uno en su lugar. Y el ser humano es el rey de la creación y tiene a su disposición a las criaturas salvajes como los leones, las panteras, los elefantes....

¿Puede existir el orden moral que aliente una sociedad esencialmente honesta sin la figura ordenadora de Dios? Pero Dios desapareció de nuestras expectativas. Lo intentó sustituir el Partido para crear una jerarquía que construyera una sociedad justa de modo que obligara a todos los hombres a seguir la órdenes del partido, máximo orden moral y revolucionario. No quiero incidir más en lo que todos sabemos que fue el estalinismo y sus millones de muertos y el terror y la delación generalizados.

¿Es posible una sociedad moral en la que cada ser alienta sus propios intereses, nutrida esencialmente de individualismo y narcisismo, en que la estructura liberal crea gigantescas corporaciones a las que se supeditan los seres humanos económica y socialmente? ¿Es posible una estructura o un orden moral en una sociedad fragmentaria en la que no creemos ya ni en el "yo" y menos en el "nosotros"? ¿Es posible una sociedad honesta de este modo en que cada uno va a lo suyo y no hay modo de impedirlo salvo creando una nueva Corea del Norte en que sí existe el nosotros y la dirección única de Kim Jong Un? Lo veo problemático en un mundo cuyas señas de identidad son el relativismo. ¿Quién impondría el orden moral? ¿De qué manera? Tengo miedo de que se intentara algo así.

Uno de los personajes más magnéticos del siglo XX fue la pensadora y mística francesa, Simone Weil. Se puso al lado de los trabajarodes en un ansia de ética y justicia, apoyó a la URSS y se fue a combatir a España con la columna Durruti hasta que vio los asesinatos que se cometían en el nombre del anarquismo, se desengañó de la URSS y en un viaje a Asís, ella era de origen judío, entendió el mensaje de la entrega del santo de Asis. Al final se dedicó a apoyar a los trabajadores, y se dejó morir casi de hambre por solidaridad con los que lo pasaban en la segunda guerra mundial. Te dejo el enlace a un artículo muy bueno sobre Simone Weil publicado recientemente LA VUELTA DE SIMONE WEIL

La honestidad moral fuera de seres casi sobrehumanos como la Weil es una entelequia, que no tiene consistencia. La sociedad es una superposición de egos que intentan acaparar el mayor espacio posible, pero eso no quita como decías ayer que la sociedad funcionara esencialmente y también por amor. Una cosa no quita la otra.

francisco m. ortega dijo...

Cuánta generosidad de conocimiento en tus palabras. Gracias por ellas y por el enlace.