Olvidos

22.2.19



Las ideas son como la caspa, se te caen sin que te des cuenta. Y después solo son ideas muertas.



7 apostillas:

Juan Poz dijo...

Eso no son las ideas, eso son las impresiones efímeras...

Albada Dos dijo...

Mejor los árboles perennes tal vez, a los que no se les caen las hojas

Un abrazo

Joselu dijo...

Difiero de la opinión de Juan Poz porque creo que, desde mis experiencia, sí que a lo largo de mi vida, ha habido ideas muy profundas que han marcado buena parte de mi vida, que se han hundido en un proceso de varios años y que me han llenado de desolación por la pérdida que había sufrido. Yo no diría que son como la caspa, son algo más vivo y doloroso. Solo citaría dos de estas ideas que se me han caído: la izquierda como realidad -no como elucubración intelelectual-. Esto es doloroso para una persona que lloró físicamente oyendo a Allende hablar de las grandes alamedas que se abrirían a la humanidad con el socialismo. Otra idea que murió en mí fue la relación de los adolescentes con la literatura. Probablemente sean los dos aspectos más tormentosos de mi relación con las ideas que han muerto. Ambas caídas me dejaron perdido en un páramo sin asideros, salvo la literatura -que no es poco-.

Juan Poz dijo...

Jose, a mí, así entendida, la izquierda más me parece un estado de ánimo que propiamente una idea..., y casi que otro tanto de lo mismo con la segunda.

Joselu dijo...

Bueno, sería prolijo hacer una distinción entre un estado de ánimo y una idea. La idea de que el mundo puede ser justo e igualitario, fraternal, esas ideas o estados de ánimo de la revolución francesa que parecieron realizarse con la aparición del socialismo en cuya estela me formé. Yo creo que la izquierda como concepción del mundo es una idea, pero parece que lo consideras un estado de ánimo.

En cuanto a la "idea" de que la buena literatura es atractiva para los adolescentes para alimentar su rebeldía necesaria... a eso le llamas un estado de ánimo.

No digo que no tengas razón,pero no me convence.

Juan Poz dijo...

LLámalo, entonces, "píos deseos", pero una idea contaminada de emoción se vuelve sospechosa..., aunque Ortega y María Zambrano defendían lo que ellos llamaban la "razón vital", pero no tuvieron mucho eco, y, Zambrano al menos, transitó enseguida de la filosofía a la poesía...

mailconraul dijo...

Sentimentalismo en las solapas e idealismo de champú.