*Creo que soy porque te invento
**Concluye aquí el homenaje a Julio Cortázar. Durante todo el mes de febrero a los escritos propios de este blog, le han acompañado citas de textos cortazianos precedidas por un asterisco y en cursiva. Hago esta puntualización por despejar dudas que me han parecido percibir en algunos comentaristas de la bitácora, algo que debo aclarar porque mi escritos no le llegan ni a la suela del zapato de la obra del genial argentino.
7 apostillas:
Las personas que escribimos en nuestro interior y los escritores que escriben en su interior corremos sin embargo serios peligros de que se nos queme y hasta se nos olvide la cena o cosas así.
Tu asterisco me sugiere dos correlatos hispánicos:
1) el de Salinas (no el que tradujo a Proust, sino el que escribió *La voz a ti debida). Cito de memoria: "Cómo quisiera ser lo que te doy y no quien te lo da".
2) el de Machado-Juan de Mairena (si no me equivoco). Cito de memoria: "El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas, es ojo porque te ve".
Y, con tu permiso, añadiría una frase superior a las tres -si cabe- de Siri Hustvedt (no la mujer de Paul Auster, sino la autora de *Todo cuanto amé), sobre un cuadro: "Es como presenciar el sueño de otra persona, ¿no te parece?"
Disiento en que tus escritos no le lleguen a la suela de los zapatos de la obra del argentino. Alguna vez teníamos que estar en desacuerdo.
Perdón. Cuando lleguase marzo, que es además el mes de la Voll-Damm, te diría porqué Rulfo y Lezama borraron en mí toda huella que pudiera haber dejado en mi memoria afectiva Cortázar, sus cronopios y sus famas.
Juan Ramón, sin embargo, estaba poseído por el mal de la autocorrección perpetua: se reescribía continuamente, y así lo siguió haciendo hasta su muerte que, con toda seguridad, hubiera reescrito, si hubiera podido, como lo hizo con todos y cada uno e sus textos, los que, finalmente, quiso unir en un todo absoluto y continuo bajo este título inmenso: Leyenda. Tú eres incorregible. Él, Juan Ramón, vivía en un correccional del que ni quería ni podía salir.
Es muy complicado ser Cortázar, quizá precisamente por eso que apuntas. Y es que la literatura es vida y por eso no puede salir de otro sitio que no sea de las entrañas.
Saludos.
Realmente incorregibles...
Saludos.
La incorrección es tenida como un no atenerse a las reglas y eso es sano.
Acaso cuanto notaste la suela del zapato de cortázar rozar tu sien no reparaste en que tan sólo era que había trepado a un árbol.
Seguramente para compartir contigo la manzana del conocimiento.
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