Micaela y Miguel formaban una pareja singular. Toda su vida esperaron un hijo que nunca llegó. En cambio, ellos actuaban, incluso ya mayores, como si todo estuviera por suceder y calculaban los peligros que tendrían que evitar, dentro de la casa, para que la criatura sufriera daño alguno. Su persistencia les salvó de la desesperación; su hilaridad, ante los ojos del mundo, les granjeó el cariño de todos cuantos les conocían. Fenece quien amortaja su onirismo.
*La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos.
7 apostillas:
Me has abofetado el alma. Seísmo que aprovechan con sumo agrado mis sueños para perdonarme la vida.
Gracias, nuevamente. Un abrazo.
Abofeteado, quise decir, perdón.
Espléndida historia. No pasa día en que no nos tengamos que acordar del Quijote, o de una de sus secuelas, el soñador de la película visionaria "Brazil" (terry Gilliam, 1985). O de aquella frase que le dijeron en otra película creo que a Lauren Bacall, "Señora, ¿me permite soñar esta noche con usted?".
Un beso, Francisco.
El delirio, un error necesario.
A veces, para sobrevivir, hay que mantenerse en un mundo paralelo.
Me gustan mucho tus últimos post.
Un beso.
LIA
¿habrá sido un onirismo exacerbado el angel de Abraham, Será isaac la concretizacion literaria del deseo de un Miguel y Micaela semita?
.todo salto es al vacio.
Genial.
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