Los inmortales

5.6.07




Hay gente que no quiere hablar de la muerte. Es un tema del que huyen rápidamente hacia otra conversación. Es como si al evitar hablar de ello impedirán su propia extinción. Debe ser alguna especie de atavismo tribal que llevamos en la mochila de nuestra herencia cultural.

7 apostillas:

Joyce dijo...

También hay gente que cree que si no habla de sexo y drogas, sus hijos no follarán ni se drogarán...

Anónimo dijo...

El poder físico de la muerte sobre la vida es indiscutible.
Sin embargo, mientras nos llega la muerte, la vida siempre se abre paso, nos seduce, nos engaña, hace que la esperanza siga coleando, evita que nos desesperemos.

Un beso dijo...

Yo soy una de ellas, no hablo del último rostro que veré antes de dejar de ser.

Joselu dijo...

En mi caso, es todo lo contrario. Si pudiera asistiría a seminarios que tuvieran como tema la muerte, leo libros (pocos buenos). Me resultan estimulantes las reflexiones sobre ese viaje sin retorno. La película Las alas de la vida es una potente reflexión, lejos de dramatismo inútil, sobre la muerte. Me interesó y mucho. La muerte es la sal o le picante de la vida.

Pareidolia dijo...

Más que la muerte, a lo que temo es al infinito, eso sí que me hace taparme con la manta de miedo...

Isabel Barceló Chico dijo...

No estoy segura de que esa huida sea atávica. Ese rechazo social y personal a la muerte es muy, muy reciente. No me gusta, porque perder de vista que la vida es finita nos aboca a cantidad de errores. Besos, querido amigo.

Anónimo dijo...

Quizá cuando somos conscientes de la muerte, cuando realmente la ves y te golpea, perdemos parte de la inocencia del niño, y eso duele, marca y te hace mayor. Salud.