A Raúl le habían diagnosticado aquella mañana un cáncer de pulmón. Quiso saber la verdad en toda su crudeza. El doctor le contó que la metástasis estaba muy avanzada y que el final era inevitable y no muy lejano. La primera pregunta que pasó por su cabeza fue «por qué a mí», a la que siguieron otras interrogantes no menos amenazadoras.
Horas después otra noticia terminó por perturbarle el día. Era el único acertante de un sorteo de lotería y le correspondían diez millones de euros.
Raúl no entendía qué broma le gastaba el destino. Recordó que al conocer su diagnóstico pensó «por qué a mí dos veces». Y pensó que las desgracias nunca vienen solas, porque detrás de un día malo puede venir otro peor.
7 apostillas:
los budistas son entrenados para no quejarse ante ninguna de esas cuestiones. ellos piensan en la eliminación del yo y tantas otras cuestiones tanto más interesantes que lo que veo en el catolicismo.
Otra forma de ver la autodefensa de la que hablabas ayer. Esta vez tratando de explicar las desgracias mediante frases hechas, tópicos cercanos a la superstición. Y es verdad que funcionan.
En este caso lo de "...puede venir otro peor", es una ironía demoledora.
La vida hay que vivirla con el único sentido de que merezcca la pena ser vivida, te pase lo que te pase.
Así habló Zaratrusta.
Joer con Raúl, que tío más egoista. Si yo supiera hoy que voy a morirme el mejor regalo que podrían hacerme serían diez millones de euros con los que dejar a mi familia bien acomodada, ayudar a los desfavorecidos y arreglar un poquito el mundo... o quizá no.
Da qué pensar la coña esta, eh?
Besos.
Cuando dices ilusión te refieres a cualquier distorsión de una percepción sensorial supongo.
Eve
Hay quien, en este sentido, suspira aliviado cuando no le toca la lotería por miedo de que la fortuna favorable atraiga a la otra. Mejor quedarse como uno está.
El dinero se puede tirar a una alcantarilla, o regalarlo.
El tumor no.
Asi que, carpe diem.
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