Calamidades

12.3.21



El pesimista alguna vez tiene razón y entonces es cuando se cumplen los peores pronósticos.



Impremeditaciones

11.3.21



¿Somos fruto de las casualidades o hay casualidades que son de nuestro fruto?



Cirugías

10.3.21



Y con un cúter mayéutico cortar el tegumento espeso de la mentira para ver la realidad en carne viva.



Canjes

9.3.21



Las ideas son como los cromos repetidos que se van intercambiando.



Desplomes

8.3.21



No tengo miedo a la página en blanco, no. Lo que me hunde es haber escrito mucho y sentir que no he escrito nada.




Voces

7.3.21



Era una actriz de doblaje que cuando volvía del trabajo ponía voz de ama de casa.




Envanecimientos

6.3.21



Afirma un proverbio hindú que «No hay nada noble en ser superior a otra persona. La verdadera nobleza consiste en ser superior a nuestro yo previo». Y allí donde no hay nobleza hay indignidad y altivez.



Tentativas

5.3.21



La vida es un intento de todo anhelo.




El precio de las cosas

4.3.21




No era la primera vez que lo veía en ese establecimiento regatear con la dependienta sobre el precio de un pequeño juguete que valía poco más de un euro. La escena parecía repetirse igual a días anteriores cuando el muchacho insistía en llevarse un artículo y ponía una moneda sobre el mostrador que la comerciante rechazaba: «más dinero, tienes que traer más dinero», le repetía con parsimoniosa condescendencia.

El joven desde su corpachón mantenía el producto junto a su axila resistiéndose a devolverlo. Así pasó un buen rato mientras esperaba paciente a que terminara el pugilato de la compra-venta para pagar yo. «Dile a tu madre que te dé más dinero —le explicaba la dependienta—, !más dinero¡». Él, apenas con un no casi gutural saliendo de su boca ladeaba la cabeza negándose a obedecer y volviendo a poner el dinero sobre el mostrador que, nuevamente, era rehusado por la vendedora, «te faltan veinticinco céntimos: !más dinero¡».

En ese momento la mujer hizo una pausa y me atendió. Al salir de la tienda observé como aquel hombre con mente de niño abandonaba también el local con su juguete entre las manos y caminando entre la gente lo examinaba con atención, iluminada su mirada por la ilusión de poseer algo que deseaba, hasta que desapareció entre el paisanaje urbano.

Así nos debe ocurrir con el juguete de la vida que, entre nuestras manos, sentimos poseer hasta que nos desvanecemos entre la muchedumbre del tiempo.



Tara

3.3.21



¿Cuánto pesa un pensamiento?



Átonos

2.3.21



Escuché aquella historia sin acento, como neutra, igual que un narrador de voz endeble que carece de énfasis. Y aquella narración tenía horror y sangre y mucho sufrimiento, pero estaba pronunciada con una intensidad irrelevante. El miedo había hecho que solo se enunciara lánguidamente, sin poder distinguir las víctimas de los monstruos desalmados.



Perturbaciones

1.3.21



Cuando escribas trata de sorprenderte.




Contrafactual

28.2.21



Sabía de antemano lo que estaba siendo en otro universo y por eso caminaba tranquila por las calles haciendo cuanto quería y sin rendir cuentas a nadie. Morir no le importaba porque existían infinitas copias de ella en el multiverso.



Inundados

27.2.21



Enrique Vila-Matas afirmaba que citar es respirar literatura para no ahogarse entre los tópicos castizos y ocurrentes que le vienen a uno a la pluma cuando se empeña en esa vulgaridad suprema de «no deberle nada a nadie». Y es que, en el fondo, quien dice no citar a nadie no hace más que repetir citas o ideas, aunque sin saberlo ni elegirlo.



Barlovento

26.2.21



Nunca te quejes de un mal día porque sople el viento en tu contra, aprovecha, pon las velas a su favor y que te lleve lejos.



Contrariedades

25.2.21



La vida es muy contradictoria, tanto que cuanto más coherente seas más discordante te resultará.




Mejoras

24.2.21



¿Qué hacer cuando no se puede cambiar el mundo para mejorarlo?

 


Física gramatical

23.2.21



La tensión de una frase es igual a la presión ejercida por un pensamiento sobre ella.



Oscurantismo

22.2.21



Más que no saber nada peor es no entender nada.




Quejas vecinales

21.2.21



Cuando trabajaba a media mañana en la redacción, sonó el teléfono. Llamaba un hombre pidiendo ayuda para resolver un problema que le inquietaba desde hacía más de tres décadas. Con paciencia escuché cómo hilaba con palabras su historia que había avejentado tanto como el narrador que la contaba. Lentamente fui conociendo los detalles de su folletín personal mientras con cachaza periodística le interrogaba sobre las cuestiones que desgranaba con aplomado énfasis. Lisandro había imaginado el trazado de una calle invisible que, misteriosamente, dividía la minúscula pedanía donde vivía desde que nació, en dos mitades, a un lado los polimorfos y al otro los uniformes por su forma de pensar. Sus dificultades, con los sucesivos gobiernos locales, comenzaban cada vez que les planteaba la urbanización de esa línea imaginaria, no por imposible sino por incapacidad presupuestaria.