Átonos

2.3.21



Escuché aquella historia sin acento, como neutra, igual que un narrador de voz endeble que carece de énfasis. Y aquella narración tenía horror y sangre y mucho sufrimiento, pero estaba pronunciada con una intensidad irrelevante. El miedo había hecho que solo se enunciara lánguidamente, sin poder distinguir las víctimas de los monstruos desalmados.



4 apostillas:

Albada Dos dijo...

Tal vez monstruos y victimas son los mismos-.

Un abrazo

Juan Poz dijo...

Como las "tristes" historias ensayadas para ser declamadas en el metro frente al acorazamiento de quienes las oyen como relatos sin vida.

Joselu dijo...

Puede que no haya forma de narración más espeluznante que contar sin énfasis lo más terrible. Normalmente, se cree que el dramatismo añade intensidad pero puede ser lo contrario...

José A. García dijo...

Todos somos todo a un mismo tiempo, en un balance que siempre termina torciéndose para un lado o para el otro.

Saludos,

J.