—La cosa está cada día peor —se lamentó—. Es esta maldita crisis.
—Hambrientos ha habido siempre. Cáritas no hace muchos años fijaba por debajo del umbral de la pobreza a 8 millones de españoles.
—Pero no me negarás que el asunto está feo —insistió.
—Esta no es una crisis porque la gente no tenga qué comer. Es una crisis por dejar de consumir —y zanjó la cuestión.