Ensimismados

2.5.09



Visito a una vieja amiga. Consumimos gran parte de la tarde en conversar sobre cosas intrascendentes. Reímos y recordamos. Ni mencionar su enfermedad terminal que, en poco tiempo, me dejará sin su amistad. Cuando me marcho hay dos detalles que me viene a la cabeza: la tenue luz que nos iluminó durante todo el rato y la música clásica que oímos como fondo sonoro. Entonces pienso que es en las despedidas donde más necesitamos del arrobamiento.

5 apostillas:

Anónimo dijo...

Hace hoy 10 años saliendo de casa muy pronto en la mañana se volvio y me pregunto... cenaremos juntos?... que pregunta mas tonta, conteste... pues claro pero aquella era una despedida, un hasta pronto...hoy no puedo evitar recordar aquella ultima frase.

Manuela Fernández dijo...

Las despedidas siempre son tristes, más cuando se va viendo cómo se aleja el tren poco a poco.

Juan Poz dijo...

Como que cada despedida es un dejar de pedir que alguien se quede, que no se vaya... En realidad estamos echando a quien despedimos. No nos dejan los demás, los abandonamos nosotros, al des-pedirlos. Quizás por eso no me gustan.

Pareidolia dijo...

Yo ni siquiera pude despedirme, a él nunca le gustaron las despedidas...
Besicos

Josfin M P dijo...

Comiats

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