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Cabezotas

19.8.21



La escritora Agota Kristof afirma que «uno se hace escritor escribiendo con paciencia y obstinación, sin perder nunca la fe en lo que escribe». La calma y la perseverancia me parecen fundamentales, sin embargo la certeza, ay, soy tan descreído de los que escribo.



Año XV

3.1.20



Esta frágil epopeya un día se quebrará, igual que se rompe un vaso de cristal al estrellarse contra el suelo. Nada debería haber ocurrido y sucedió. Algo de lo que pueda pasar de ahora en adelante acontecerá y mientras se aproxima ese desenlace, el nudo de los días tejerá una urdimbre de historias, verdaderas historias imaginadas, sentidas, observadas, reflexionadas. Pensamientos solitarios llenos del eco de otras voces y de otras palabras. Entradas cargadas de énfasis vital y obstinación. Al final solo es eso, la débil voluntad por aguantar agarrado al salvavidas de lo que se recuerda y la terquedad por anotar una grafía más.



Obstinados

14.4.06




Samuel Beckett rechazó en 1969 el Premio Nobel de Literatura. Nada más enterarse dijo: «¡Dios mío, qué desastre!». Defensor de su intimidad, mantuvo a distancia los cenáculos literarios y los circuitos editoriales. Pesimista y subversivo, Beckett se alejó del mundanal ruido. A partir de hoy jueves numerosos actos recordarán el centenario de su nacimiento algo que, a buen seguro, no le hubiera hecho mucha gracia. Algunos seres humanos incapaces de sacar conclusiones de las enseñanzas del escritor, se obstinan en repetir errores.