Hoy en día son muchas las personas que escriben y con buena calidad, pero son pocas obras las que impresionan. Cuántas buenas novelas recordamos que, con exigencia, superen la calificación de geniales o al menos de extraordinarias últimamente. A mi juicio pocas.
Puede ser que me agotara de leer a las grandes figuras literarias y después de eso pocas creaciones me dan satisfacción. También que nunca antes, como en este momento, los escritores han estado tan entregados al mercado editorial y a la pura mercadotecnia.
Ahora la mayor parte de la producción literaria es literatura de consumo. Para escribir una buena novela se necesita tiempo, además de oficio y talento, requisitos que se muestran precarios ante la voracidad de las editoriales que exprimen a los escritores de turno.