La densidad de las palabras
19.11.25
Las palabras no son corchos que echas al agua y flotan. Tienen que tener un peso específico que las haga hundirse en nuestro interior. Solo así dejan sedimento, memoria, huella.
Las palabras ligeras resbalan, suenan, pero no tocan porque se las lleva el aire, como polvo que no encuentra superficie donde adherirse. Las otras cuya densidad la hace verdaderas, descienden lentamente hasta la zona donde la conciencia guarda su materia viva. Ahí, en ese fondo íntimo, empiezan a trabajar en silencio.
Una palabra con peso se densifica y nos obliga a detenernos, a respirar de nuevo, a reacomodar el mundo en torno a ella. A veces incomoda, a veces consuela pero siempre transforma, porque solo las que hunden en nosotros su gravedad son capaces de sostenernos.
Etiquetas: análisis, comentario, palabras, reflexión
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2 apostillas:
Querría pensar que esto que escribes es cierto porque es hermoso, pero me temo que la memoria es flaca y olvida con el paso del tiempo las palabras densas que pesan junto a las que solamente flotan como el corcho.
Estas palabras desciende lentamente hasta la zona donde la conciencia guarda su memoria viva.
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