Fabricantes de ignorancia

20.11.25


Hay ignorancias que nacen del descuido, y otras que se siembran con esmero. Vivimos rodeados de verdades a medias, de silencios convenientes, de datos que brillan para ocultar otros. Y en ese terreno fértil de la confusión florece lo que llaman agnotología, es decir el estudio de la ignorancia fabricada.

No se trata de la inocente falta de conocimiento, sino de un no saber cuidadosamente construido. Alguien decide qué se oculta, qué se tergiversa, qué se disfraza de duda. Y así, el desconocimiento deja de ser un accidente para convertirse en una herramienta.

La agnotología nos recuerda que la ignorancia también tiene autores. Son gobiernos que esconden, corporaciones que manipulan, discursos que nublan en lugar de iluminar, pero también somos cómplices, porque a veces preferimos la niebla a la claridad, el rumor a la verdad, la comodidad de no saber a la responsabilidad de entender.

El conocimiento libera, pero el exceso de ruido lo adormece. Por eso, aprender hoy no consiste solo en buscar lo que se sabe, sino en reconocer lo que nos quieren hacer ignorar. La agnotología es, en el fondo, una poética de la sombra, una invitación a mirar no solo la luz del saber, sino también las manos que la sostienen o la apagan.


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