—Sabes qué es lo primero que el tiempo borra de un cadáver.
Aprendiz
13.1.09
—Sabes qué es lo primero que el tiempo borra de un cadáver.
—No sé muy bien —respondió el novato.
—Los ojos.
—¿Y luego?
—El resto de la cara. Curioso ¿no?
—No sé -dijo despreocupado el neófito.
—Si los ojos son la ventana del alma, la ventana se cierra, el alma queda a oscuras y, como si fuera una planta, muere.
—Morimos doblemente.
—Seguro y además lo hacemos desnudos porque ya no se amortaja a nadie.
—Desnudos venimos al mundo. No me parece injusto lo de envolverlos en un sudario —expuso el aprendiz.
—Más bien inelegante, igual que el hecho de morir.
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6 apostillas:
Se pordrá morir de manera elegante?
¡Vaya reflexión para iniciar el día...! Me he quedado helado.
Que la muerte permita saber cuánto te han querido ya es bastante elegante. Aunque lo malo (malísimo) es que no pueda haber réplica.
"Un bel morir tutta la vita onora", dijo Petrarca. Y los "ars moriendi" son anigua tradición en las letras europeas. Hay un cierto tremendismo alrededor de la muerte que me asquea; del mismo modo que las "honras fúnebres", por nuestros pagos, son aflicción de opereta. Permíteme abusar de tu hospitalidad con este poema que ha sido, para mí, una declaración de principios, desde que lo escribí, quizás haga ya más de veinte años:
Cuando en tus manos claras
reserves la luz intensa
de mis ojos en viaje, girados
por siempre hacia la sombra,
y se confunda en los humedecidos tuyos:]
ábreme el corazón y esparce
mi sangre por la tierra templada.
No aguardes los ecos mustios
del destello que huye del abismo
y se asoma falaz a tu deseo:
rásgame la carne entonces
por que respire libre el pecho
cuando me abandones ofrecido
en lo más desolado de las cimas.
Vivo volveré para ti en los ciclos
tenaces del tiempo
cuando la sombra del buitre
se perfile fugaz contra los riscos
o hacia sus propias raíces se inclinen]
azotados por el viento los arbustos.]
Mercedes, obviamente, soy yo y yo soy suyo, que no su yo...
El miedo mata la esperanza. Mientras no se tiene miedo se es capaz de oír la hierba crecer.
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