Impericia

16.1.08



El sufrimiento más que aturdir aclara las cosas. Los más lastimeros son aquellos que menos han padecido. La queja es sinónimo de desconocimiento del dolor.

7 apostillas:

Joselu dijo...

También hay "almas" fuertes y otras no tanto. Éstas tienen la tentación de proyectar su sufrimiento a los demás, en lugar de comérselo ellos solos con patatas. Y además sonreír.

Anónimo dijo...

El dolor, ese que retuerce el alma, no tiene forma de coger forma y pasa desapercibido a los ojos que sólo miran, por desgracia, o no.

Maria Coca dijo...

Hay que quejarse por vicio. Al menos, que nos escuchen.

3'14 dijo...

Yo me quejo mucho, pero también aguanto bien el dolor. Quiero decir que, cuando algo duele y por quejarse no vamos a hacer que duela menos, ¿de qué sirve lamentarse? Pero si en el caso de ciertas quejas se puede mejorar alguna determinada situación, no veo porqué hay que reprimirse.

También hay quejas gratuitas para quien a más de uno deberían regalarles con ellas un agradable dolor de muelas.

Symp dijo...

(Hoy llegamos un poco tarde a nuestra querida cita, disculpadnos).


DE TANTO PADECER

De tanto padecer,
estoy adelgazando como un cordel.
De tanto meditar,
estoy adelgazando como una cuerda,
cuerda de atar
(me estoy volviendo).


Gloria Fuertes.

Pilar M Clares dijo...

Póngame un cuarto de lástima.
Tampoco uno puede conocerlo todo

Anónimo dijo...

Me gusta mucho tu pensamiento, me encanta la forma en que hilas las ideas. Pero así y todo debo dar mi opinión: el sufrimiento enturbia, enrarece a la personas. Ojalá nadie tuviera que sufrir; si alguien se quejara entonces sería de puro vicio.