Pesadumbre

12.4.10



«No me angustia ni el ser ni la nada ni dios ni la ausencia de dios, sólo la sociedad: pues ella, y sólo ella, me ha infligido el desequilibrio existencial al que intento oponer un porte erguido -escribió Jean Améry- . Ella y sólo ella me ha robado la confianza en el mundo.» Será esa sociedad que se aposta en torno a los juzgados y las comisarías para linchar a los inculpados de crímenes horribles, la que estigmatiza a todo el que se sale de la ‘norma’, la que perjura bajo el barniz de lo ‘políticamente correcto’ sobre condición sexual, pensamiento o modo de vida. Es para angustiarse.


6 apostillas:

Ex-compi dijo...

Me has angustiado, cierto la sociedad es el todo, ella es el cielo, el infierno y el limbo, ese que ahora no existe, pero qe existío.

Y como miembro de la sociedad, expiro mi mea culpa, ella la construimos entre todos, aunque dejamos a una minoria que la controle, la que imponga las normas, y como borregos, aceptamos lo normalizado, negando la existencia a lo "anormal", y buscamos clones de miembros creados en laboratorios (escuelas, trabajo, familia, ..) y esos sí son los políticamente correctos.

Que triste Paco, con lo que me gusta la independencia..., Me ha venido a la memoria la película de Buñuel, el Ángel Exterminador, todos en una sala sin poder salir, sin que nada se lo impidieran no podían traspasar una sala de otras, y luego al final los borregos todos juntos llendo a la iglesia.

Rose Kavalah dijo...

Uno de mis sueños es que tuviésemos la posibilidad real de poder ir a nuestro antojo a cualquiera de los millones de planetas habitables que deben de existir en la vasta extensión del universo, para así poder ejercer realmente la libertad lejos de tantos y tantos dedos acusadores que colman "la sociedad".
Da que pensar, que de las infinitas maneras distintas que un humano cómo sujeto podría decidir vivir su vida, haya tan ridícula variedad entre unos y otros. Cada vida parece calcada a la del vecino, todos con los mismos prejuicios, con los mismos juicios éticos inculcados, con la impuesta obligación de acatar las mismas leyes... estudiar, trabajar, buscar casa, asentarse en un país, casarse, formar familia, 4-5 amigos... parece que compartiésemos todos el mismo guión. Y es que lo jodido es que aún queriéndolo, aún queriendo romper el guión y escribir otro, no vas a poder porque en cuanto te gires y vayas a contracorriente el mundo te va a pasar por encima y te va demostrar que tiene ya demasiada fuerza como para que te pongas tú ahora insignificante hombrecillo a plantarle cara. Parece una bola de nieve colina abajo, haciéndose cada vez más y más grande y arrastrando con ella cada vez a más de todo hacia el único fin posible que es la inevitable colisión. Por eso como digo desearía poder largarme a otro lugar, porque no me apetece que desde que nazca me vea obligado a ir colina abajo. O aunque me apetezca ir colina abajo, qué cojones, me gustaría poder decidir si voy en esa bola, sobre una tabla de madera o d cabeza y dándome contra todas las piedras.
Y es cierto que el que pudiésemos escaparnos a cualquier otro planeta a nuestro antojo, generaría muchísimos nuevos dilemas, nuevos problemas, barbaridades y finalmente nuevas restricciones impuestas, porque la raza humana es así de gilipollas, porque hasta la luna está ya repartida.
Ejercemos el abuso del poder únicamente porque podemos, sin hacer uso de lo que realmente nos diferencia como especie al menos en este planeta, que es el uso de la razón. Se explota el reino animal, devastamos la naturaleza, o hasta ejercemos el uso del poder entre nosotros mismos con genocidios de todos los colores y abusos varios, o con lo que más me duele, imponiéndonos limitaciones y leyes incluso desde antes de que naciéramos, alegando claro siempre la imperiosa necesidad de tal hecho por la consecución de un bien común, por la consecución de un modo de vida “justo” y “equitativo” en el que se respete el “derecho a la libertad”. En fin…
Pero me gusta no centrarme en eso, y quedarme sólo con la inocente e inofensiva idea de que si quisiésemos, podríamos escapar de aquí para no tener que responder ante nada ni nadie por lo que hiciésemos, ya que a veces uno se quiere abstraer de la sobresaturación y la vertiginosa velocidad del mundo, pero cada vez hay menos y menos lugares dónde poder esconder la cabeza. Al menos por suerte todavía queda alguno.

Joselu dijo...

Cada tiempo, cada sociedad... tiene sus limitaciones, pero la nuestra, si la contemplamos con un cierto distanciamiento, es la más liberal que existe en el planeta. Imagínate lo que sería ejercer el libre pensamiento en Sudán. Además las limitaciones al libre ejercicio del ser interior no funcionan necesariamente como castradoras porque también pueden ejercer como acicates para sacar lo más hondo de nosotros mismos. Nunca una sociedad, por opresora que fuese, ha impedido que un espíritu libre lo fuera en su totalidad, aunque esto fuera con grave riesgo para su vida. La sociedad es la que es, pero somos nosotros los que claudicamos o no.

Javier dijo...

La sociedad, que nos conforma y confiere sentido, también nos deshace, nos aliena. Muchos no llegan nunca a percibirlo, pero ¿y aquél que sí? Es posible mirarnos desde fuera, en inverosímil perspectiva. Somos como insectos, hacemos colmena y hormiguero, mas ¿puede una abeja ser introspectiva? ¿Tiene más valor una obrera que la reina? Somos insectos…

Un abrazo.

Maria Coca dijo...

Pues si: es para angustiarse. Vivimos en una sociedad que también está en crisis.

Besos lunáticos bajo un cielo nublado.

Juan Poz dijo...

Los tontos pseudoilustrados, categoría en la que encajo como el clásico anillo en el dedo, siempre hemos hecho de la huida de la sociedad una ley de vida. Contacto, el justito. Integración, ni por asomo. De lejos y con guantes, castellano del castiyo, y ande yo caliente...