Golosinas

17.4.09




Confucio le contestó a Zigong que «los hombres extraordinarios son extraordinarios para los humanos pero son iguales para la naturaleza. Por eso se dice que el hombrecillo para la naturaleza es príncipe para los hombres y que el príncipe para la naturaleza, hombrecillo para los hombres», después de que Zigong le preguntara acerca de este aspecto. Ocurrrió igual que, cuando niño, pregunté por la naturaleza de aquel hombre que fabricaba caramelos con mil formas y alentaba la imaginación infantil mientras pregonaba su producto por la calles y hacia sonar su bocina de cuerno.



3 apostillas:

Joselu dijo...

La misma sensación y nostalgia tengo yo de aquel fotógrafo que junto al río Ebro tenía montado su trípode con la cámara con caja de madera y un gran objetivo. Tenía un caballito de cartón para fotografiar a los niños. Lo recuerdo de mi infancia y me parecía un personaje extraordinario, un gran hombre. Hoy el Ayuntamiento ha puesto un caballito de bronce para recordarlo. Bien está. La sencillez a veces es lo más profundo.

Anónimo dijo...

Un saludo

Desde hace unos meses, yo y otros dos amigos, estamos llevando a cabo un proyecto. Dicho proyecto consiste en la elaboración de una comunidad literaria independiente, un rincón en el que cualquiera pueda expresarse y de cualquier forma: relatos, poesía, etc. La idea de la que surgió y de la que aún se sigue sustentando, no es solo esa expresión, anteriormente mencionada, sino el mestizaje: que lo que yo escriba puede servirle a otro de aprendizaje o si más no, pueda aportarle alguna idea y viceversa. Por ello, les invito a todos aquellos que quieran participar en la redacción a que envíen un mail a lagacetademedianoche@gmail.com, citando el correo electrónico de la cuenta blogger, a la que deberá enviarse la invitación.

Atentamente,

El Gato Negro

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Por cierto, ¿ese hombre que hacía las golosinas no iba por la playa de Motril vendiéndolas? Es que lo recuerdo perfectamente en mis veraneos hace ya casi 40 años.