«El fraccionamiento de las relaciones pone en tela de juicio la sinceridad de cualquier compromiso», defiende Kenneth J. Gergen.
No es de extrañar: roto el Yo en mil pedazos, es la insinceridad quien permanece en el falsario cotidiano de las relaciones.
3 apostillas:
Puede ser que vivamos un mundo muy apresurado y que tienda a ser más superficial que el que vivíamos hace unas décadas. Tal vez sí, pero ello no impide trabar relaciones también sinceras aunque estemos rotos en mil pedazos.
No estoy de acuerdo con el señor Gergen, que más parece un Artajerjes dispuesto a no reconocer más ley que la del enfrentamiento, que la de la guerra, y todo por un quítame allá esas fracciones...
¿Acaso no puede uno darse, fraccionalmente, por entero? ¿Acaso no estoy todo yo -lo mucho o poco que tenga de él- dándome íntegro en este instante en que estampo estas frases en este blog acogedor? Quizá lo de las relaciones "sólidas", "duraderas", e incluso "eternas", como querían los románticos, son cosas del pasado. Pero me parece un maximalismo no reconocerle a lo efímero su capacidad de apasionamiento, de compromiso y de verdad.
Es difícil saber quién es uno y reconocer en el otro el mismo que fue ayer. Todo cambia y fluctúa.
Besos lunáticos de abril.
Publicar un comentario