Nombres

14.11.07


La tradición china aplica un nombre de leche a los recién nacidos que sólo es usado en la intimidad del ámbito familiar y a la espera de que, pasados unos años, se le asigne un nombre definitivo. Más tarde se suele otorgar el nombre de escuela hasta que, con mayor edad, comience a usar el nombre de cortesía. Al final de la trayectoria vital, las autoridades a título póstumo, pueden otorgar un nombre definitivo para andar por la eternidad. Si a todo ello sumamos una lista de apodos podemos contemplar una historiografía de los nombres que hemos sido.

10 apostillas:

Joselu dijo...

Te había escrito un largo comentario que se ha borrado. Decía que esta era una poética manera de marcar la evolución de la vida según las distintas edades. La gente de generaciones como la mía recuerda que cuando hacías la primera comunión se decía que entrabas en la edad de la razón y dejabas la infancia atrás. Hoy día, la infancia se prolonga hasta los dieciséis años y la adolescencia hasta los cuarenta. ¿Sería entonces el momento de cambiar de nombre?

Maria Coca dijo...

Ufff!!! Imagino que habrá muchos chinos con crisis de identidad...

Anónimo dijo...

... o con personalidad múltiple.

Eve

Hectópolis dijo...

Claro, porque los chinos mantienen intacta sus tradiciones, y entre ellas está la de la eternidad a través de la Reencarnación. Es muy interesante de todos modos esa asignación de Nombres a lo largo de una vida física, es como un rango, y así se van comportando. Felicidades por el comentario.

Álvaro

3'14 dijo...

No se de qué nos sorprendemos, aquí también se estila eso de ir variando el nombre...

Cuando naces, en tu partida de nacimiento consta un nombre, el cual curiosamente, creando a la perfección un círculo, no vuelven a llamarte hasta la fecha de tu defunción. Durante tu infancia tu nombre suele reducirse a diminutivos estúpidos o abreviaciones que connotan esa falta de madurez relacionándola falsamente a una personalidad incompleta. Luego llega la época cruel en la que otros niños/as de tu edad, y no tan críos en cursos avanzados, se animan a colmarte de apodos y motes generalmente en posición opuesta a tu agrado... Más tarde, si te echas pareja, te llama de todas las formas posibles menos por tu nombre, actitud sospechosamente cautelosa de infieles y despistados... En el trabajo otro tanto de lo mismo, remitiéndome a la crueldad de los años mozos... así hasta el recordatorio, en el que vuelve a aparecer tu nombre. Nombre por el cual pocas veces en vida te han llamado.

Anónimo dijo...

Joder!!! Acaso somos inmutables. Acaso no evolucionamos fiica y sicologicamente. No menoscabeis el poder de la socialización. Cambiamos a golpe de calendario. Si no seguimos siendo la misma persona, por qué hemos de denominarnos igual...

Rufus T. Firefly dijo...

Ya los antiguos egipcios consideraban fundamental el nombre, de hecho contenía esencia e identidad del mismi espíritu humano. De modo que borrando el nombre de un sarcófago podías condenar al alma a permanecer errante por toda la eternidad.

Sin embargo, a fecha de hoy, tal como esta China dentro de poco acabarán numerando a la gente... De puertas adentro, claro, hacia afuera everything happy society...

Víctor Manuel dijo...

Cambiar de nombre es otra forma de matar el aburrimiento.

Anónimo dijo...

Yo a partir de ahora quiero llamarme Juan... ¿Por qué me habré hecho la depilación definitiva?

Anónimo dijo...

Iba a decir que se complican mucho la existencia, pero leyendo a 3´14 me doy cuenta de que sólo hacen oficial una costumbre...