El adivino

26.12.06

Su fama le precedía. Allí donde iba se reconocían sus pronósticos por la infalibilidad que contenía. Sus predicciones meteorológicas siempre daban en el clavo.
Onofre se pasaba por distintos barrios de la ciudad. En unos pronosticaba que, al día siguiente, llovería; en otros que haría bueno y soleado; más allá que ventoso o nublado. Todos le escuchaban.
Al día siguiente, según amaneciera, visitaba la parte de la ciudad donde había acertado. Se paseaba para que se le reconociera su éxito.

3 apostillas:

Anónimo dijo...

Je, nada tonto :)

Anónimo dijo...

Qué listo él... :P

Joselu dijo...

Al menos acertaba para algunos, porque la verdad los pronósticos meteorológicos suelen ser bastante fallidos.