Gratuidades

11.6.21



No esperes nada de nadie —me dijo— y, a pesar de ello, habrá gente que te lo dará todo por nada. Esas son las gentes las necesarias.




Plenitudes

10.6.21

 

El pesimismo es una esplendidez de juventud.



Sin límites

9.6.21



¿Existe el infinito?




Insanos

8.6.21



«De algo hay que morirse», confiesa tan vital como vividor cuando se le advierte que tal o cual práctica en perjudicial para su salud. Algo que me trae a la memoria lo que comentaba Robert Walser: «A quienes conservan el sano juicio les hago el siguiente llamamiento: no leáis siempre y de manera exclusiva esos libros sanos; acercaos un poquito a la llamada literatura enfermiza, de la que tal vez podáis sacar un consuelo vital. La gente sana debería arriesgarse siempre de una u otra manera. ¿Para qué demonios, si no, conservar el sano juicio? ¿Para morir un día saludablemente? Vaya un futuro desolador».



Irresoluciones

7.6.21



No sé qué es más terrible si la espantosa muerte cotidiana o el beso del olvido.



Componedor

6.6.21



Lo llamó el señorito.
—Dígame, don Carlos.
—¿Te gusta Enriqueta?
Aquiles se encogió de hombros con la cabeza gacha.
—Es una buena sirvienta y podría ser mejor madre y esposa.
—Si usted lo dice don Carlos, así será.
—Te veo poco entusiasmado con la idea.
—No se me había ocurrido y así de sopetón, la noticia…
—Pues no se hable más. Viviréis en el cobertizo y formaréis un hogar.
Don Carlos acostumbraba a disponer las cosas a su favor. Aquella componenda le proveería de futuras generaciones de sirvientes. Así es como se hacía progresar el mundo, compatibilizando fortunas y destinos, evitando sobresaltos y quebrantos sociales. Sin ir más lejos, su hija Delfina, estaba acordada con el notario, sumando dos suntuosas dotes. Cada oveja con su pareja, solía decir. Y yo el pastor que los guía, pensaba. Respecto al amor, eso era una cuestión de artistas vagos y su loco extravío el de estar contra estos tiempos tan pragmáticos.




Exitosos

5.6.21



El triunfo está en saberse fuerte en la debilidad, sensible ante lo indiferente y digno frente a lo abyecto.



Nuevos paradigmas

4.6.21



«Un artista nunca termina realmente su trabajo, simplemente lo abandona», afirma Paul Valéry. La escritura digital va mucho más lejos porque nunca lo desatiende ni lo concluye definitivamente.



Volatineros

3.6.21



A Tarzán lo recuerdo saltando de liana en liana para atravesar la selva y sin una red de seguridad debajo. Esa prodigiosa destreza se sustentaba en no dejar una cuerda hasta coger la siguiente. Pocas personas son capaces de soltarse sin tener algo agarrado. Es la aventura del vacío y la caída libre: el triunfo o el fracaso.



Inferencias

2.6.21



Si eres incapaz de entender la lógica emocional de los demás, no esperes nunca que comprendan la tuya.





Invocaciones

1.6.21



Hay personas que verbalizando muchas veces el problema irresoluble que tiene este se resolverá por ello.




Vetos

31.5.21



Quien imagina se enriquece de un mundo vetado a la gente pragmática.




Nerdos

30.5.21



Hay poetas que viven en su torre de marfil, entre objetos de marfil y escriben versos de marfil. Pasean solitarios, en soliloquio, por sendas de elefantes, alimentándose del amor que se propician a sí mismos. En su pensamiento ebúrneo desprecian el género humano por no estar a la altura de sus dioses pajizos, sintiéndose incomprendidos y presa de caza valorada por la insidia social. Y al final, solo son una figura decorativa marfileña más en el estante de la vida.


A la contra

29.5.21



Mi pensamiento es de uno contra el mundo: tampoco es que eso importe mucho.




Entendimiento

28.5.21



Más que las reglas ortográficas me preocupan los principios de la comunicación humana: que me puedan entender.




Idioma

27.5.21



Miles de lenguas se hablan en el mundo y el único dialecto universal es el amor.



Anómalos

26.5.21



Mis palabras solo alcanzan expresar de manera imperfecta la emoción de lo que siento en mi interior.



Contienda

25.5.21



A la miseria humana la derrota la nobleza igualmente humana.




Saciedad

24.5.21



No hay nada tan vacío como un corazón que nunca se llena.




La escalera

23.5.21


Me levanté temprano como cada jornada. Eran las seis de la mañana de un día borroso y gris. Al salir para el trabajo mis aletas nasales respiraban agua y mis pensamientos me hacían aligerar el paso como para desquitarme del reparto de más de cinco toneladas de peso que me esperaba. Al recibir el itinerario de la distribución de gas, allí estaba otra vez la casa de la colina.

Decidí dejarla para el final y, mientras pensaba en los trescientos treinta y tres escalones que la elevaban de la calle, me vino una imagen de la mansión hisckotiana que aparece en ‘Psicosis’, y a su moradora, una vieja señora que jamás me dio propina.

Tras un espeso día aparqué el camión aliviado de tara y con un persistente olor a repollo podrido. Me fijé en la escalinata que serpenteaba hasta la vivienda. Cargué dos botellas de butano sobre mis hastiados hombros. Su resplandor anaranjado era lo único que coloreaba aquel paisaje de ceniza.

Recordé, antes de comenzar a subir, que en el cálculo de escaleras, la profundidad de cada escalón debe de ser de unos treinta centímetros y su altura no superar los veinte, siendo muy recomendable que el alto de paso sea superior a dos metros.

Sin embargo a cada escalón de aquella tortuosa ascensión, en mi cabeza se dibujaba la cara de la propietaria hosca a la que siempre le parecía mal el servicio, por el que siempre se quejaba y que terminaba con una avalancha de improperios.

Mientras avanzaba con la pesada carga trataba de comprender el valor de las huellas y de las contrahuellas para saber cuál sería la elevación o distancia entre peldaños, cuyo diseño el constructor no supo replantear.

Cuando la policía llegó, expliqué cómo había sucedido el accidente, porque la mujer que ahora yacía en el suelo entre un charco de sangre, abrió la puerta justo en el momento que resbalé, por la pátina de lluvia en el piso, y por la mala aplicación de la Ley de Blondel que en su ecuación establece la fórmula correcta para que el usuario pueda desempeñar la tarea de ascender por la escalera.