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Incoherentes

26.7.22



La hipercomunicación nos está saturando con tanta información que, al final, nos enfrenta a conocimientos contradictorios.



Zumbados

13.9.21



El ruido es el mayor contaminante de la comunicación humana actual al hacer inaudible el pensamiento.



Entendimiento

28.5.21



Más que las reglas ortográficas me preocupan los principios de la comunicación humana: que me puedan entender.




Simplificados

26.5.18



Hemos sucumbido ante el reduccionismo icónico de la comunicación.



Conflictos

17.10.17



Contra quiénes luchamos: contra las consignas lanzadas por los medios de comunicación, contra mensajes iconográficos capaces de articular en nosotros sentimientos de aceptación o de rechazo. Contra nuestro instinto desnaturalizado por la culturización.



Frágiles

5.3.15



Neetzan Zimmerman señala que los contenidos en Twitter o Facebook se caracterizan por ser ligeros muy visuales y de baja intensidad, y que esa es la forma en la que nos comunicamos ahora. «Incluso las palabras son demasiado pesadas, así que nos comunicamos solo con emoticones y coqueteamos haciendo clic en ‘me gusta’. La atención es difícil de conseguir y los traficantes de memes que necesitan tráfico para sostener su modelo de negocio han recurrido a promocionar el contenido equivalente al móvil». 
La comunicación se ha fragilizado y fragmentado, se ha hecho volátil y nosotros son ella.



Inercias

27.2.14



Desde que Johannes Gutenberg revolucionó la comunicación humana, ésta ha crecido de manera exponencial. Los inicios de este siglo suponen la cima de ese proceso potenciado por una tecnología cada vez más eficaz.     
Casi todos los miembros de la sociedad, con independencia de su edad o de su nivel económico, acceden a cualquiera de las formas de intercambio de esa comunicación (redes sociales, emails, chats, WhatsApp, sms) creando un monumental ruido de fondo, donde todo parece adquirir una velocidad endiablada que nos envuelve en su vorágine.
Ese proceso de saturación informativa y comunicacional comenzará su declive cuando, agotados, pongamos una pantalla que nos aísle contra tanto mensaje intrusivo.