Plenitudes

10.6.21

 

El pesimismo es una esplendidez de juventud.



2 apostillas:

Joselu dijo...

Pienso que el pesimismo, igual que el optimismo son predisposiciones congénitas del ánimo, sea por vía de la herencia o del ambiente que uno ha vivido de niño. Uno no elige ser pesimista u optimista, es algo que se impone, que surge. Por eso, no hay nada tan estragante como los discursos de los optimistas que presuponen que todo el mundo tiene acceso o posibilidad a ser luminoso y positivo. Ser pesimista, como lo soy yo, tiene muchos problemas pero posee también algo estimulante. Hasta de los mayores males, uno puede sacar partido. Recuérdese la epilepsia de Dostoievski. Él decía que los instantes que precedían al ataque epiléptico eran de una luz resplandeciente, totalmente cósmicos.

Bubo dijo...

Y el optimismo una necesidad de los mayores.