Componedor

6.6.21



Lo llamó el señorito.
—Dígame, don Carlos.
—¿Te gusta Enriqueta?
Aquiles se encogió de hombros con la cabeza gacha.
—Es una buena sirvienta y podría ser mejor madre y esposa.
—Si usted lo dice don Carlos, así será.
—Te veo poco entusiasmado con la idea.
—No se me había ocurrido y así de sopetón, la noticia…
—Pues no se hable más. Viviréis en el cobertizo y formaréis un hogar.
Don Carlos acostumbraba a disponer las cosas a su favor. Aquella componenda le proveería de futuras generaciones de sirvientes. Así es como se hacía progresar el mundo, compatibilizando fortunas y destinos, evitando sobresaltos y quebrantos sociales. Sin ir más lejos, su hija Delfina, estaba acordada con el notario, sumando dos suntuosas dotes. Cada oveja con su pareja, solía decir. Y yo el pastor que los guía, pensaba. Respecto al amor, eso era una cuestión de artistas vagos y su loco extravío el de estar contra estos tiempos tan pragmáticos.




1 apostillas:

Joselu dijo...

Un príncipe balinés se casó, contrariando toda la tradición, por amor con una australiana. Ella no se sintió nunca a gusto en su papel pues pertenecía a una cultura moderna y antitradicional. El matrimonio entró en crisis. Sus hijos eran duales, pero no estaban totalmente a gusto con las restricciones de la cultura balinesa. El padre les aconsejó que no se casaran por amor.