Lujuria

A fin de cuentas él era un hombre lobo y ella una joven desnuda bajo una caperuza roja.

Enlutada

Al verla tan feliz nadie sospechó que venía de enterrar su pasado.

Ecosistema sentimental

Los dos permanecieron abrazados largo rato en el sofá sin decir palabra. Un deseo, entonces, rompió el silencio.

—Deja a tu mujer y cásate conmigo.

El hombre la miró con asombro y le respondió.

—Tú eres mi mujer.

Mutismo

Le dio su palabra y desde entonces no ha vuelto a hablar con nadie.

Descorazonada

Ella siempre me dijo que era una mujer sin corazón. No la creí hasta el día fuimos al cardiólogo.

Espectro

El fantasma sintió un escalofrío cuando se le apareció aquel humano.

Desencuentro

Se encontró dentro de su propio laberinto y al mirarse a los ojos no se reconoció.

Infestación

La metáfora le mordió en la mano, inesperadamente, mientras componía el poema. Como no estaba vacunado enfermó de imaginación.

Mediciones

Para comprobar cómo de honda era su tristeza todos los días lanzaba un pensamiento al pozo de los recuerdos.

Indecisa

El hombre del semáforo le parpadeó varias veces consecutivas y, por una vez, ella supo que podía pasar al otro lado de su vida.

Reconciliación

Esa noche pudo reunir en la mesa a todas las personas que había sido, incluidas las que ya no recordaba, y descansó.

Náufrago

Lanzó al mar un mensaje en una botella pero nadie le respondió. En el cristal se podía leer ‘envase no retornable’.

Lecturas

Ella se tatuó un verso en la piel y él la leyó como a un libro abierto.

Perrunos

Coge los libros que no muerden —le dijo su padre. Y después de ponerles una correa los llevó arrastrando hasta la escuela.

Precipicio

Se arrojó a sus brazos y se estrelló contra su amor.

Vagamundo

Soy un sin techo, mi alma vive a la intemperie.

Pescador

Le preguntó por qué su caña de pescar no tenía hilo y le respondió que para apresar los sueños de las sirenas no era necesario.

Desaparecido

Decidió secuestrarse a sí mismo. No era para pedir un rescate si no por sino aparecía más.

Imagen

Notó que se le había metido algo en el ojo: era ella.

Hipocondría

No fue una guerra, ni un cataclismo, ni una epidemia, ni la superpoblación. Lo que acabó con la humanidad fue una depresión colectiva.

Nota del autor.─ Cada primero de agosto tengo una disculpa para que los lectores de este blog descansen de mis escritos. A cambio les dejo unos micro cuentos, género literario de breve lectura y chispeante impresión. A mis amigos, a mis lectores amigos y a cuantos pasen por aquí, que estos días sean leves y plenos de satisfacción.