A medida que la tecnología ha permitido aumentar la cantidad de información y una mayor velocidad en la circulación de datos, el conocimiento se ha quebrado en finísimos y multitudinarios fragmentos.
Fruto de este nuevo panorama sus consecuencias te hacen, por ejemplo, participar de experiencias como estar por la mañana junto a unos chavales en un recital poesía que promocionan desde su blog de clase, y por la noche con los chicos de Twitter mientras ponen en ridículo a los europarlamentarios.