«Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas», dictaminó Sun Tzu en ‘El arte de la guerra’. Nada que objetar si, en todo caso, no eres tu propio enemigo.
Hostilidades
19.1.09
«Si utilizas al enemigo para derrotar al enemigo, serás poderoso en cualquier lugar a donde vayas», dictaminó Sun Tzu en ‘El arte de la guerra’. Nada que objetar si, en todo caso, no eres tu propio enemigo.
El doble
18.1.09
En una época fui un hombre; ahora soy otro. Si los dos pudieran encontrarse a solas, en un lugar incierto, no se reconocerían; apenas si se hablarían. Aquel que fui miraría a este que soy con desconfianza, casi con desprecio. Este que soy observaría a aquel que fui con indulgencia, casi con menoscabo. Aquel criticaría la calmosa forma de amar, el estoicismo en la acción, el militante escéptico. Este reprocharía la vehemencia, la impericia de afectos, el desastre utópico.
Ambos no entenderían qué es el otro, dada su incapacidad por el contagio de una sustancia tóxica llamada destiempo.
Maluras
17.1.09
Anósmicos son los que pierden el olfato; agnósicos quienes lo tienen difícil para reconocer los estímulos aprendidos. No sé, en cambio, a qué definición médica acudir para aquellos que extravían su sensibilidad en percibir el dolor ajeno.
Enigmas
16.1.09
Sánchez fue un artista que conocí en mi aprendizaje iniciático a la escritura. Bachiller incipiente y neófito componedor de poemas, me atrevía a mostrar mis versos iniciales en una tertulia semanal que congregaba, en el estudio de un pintor colega suyo, a gentes interesadas por la literatura, la pintura y la cultura.
Sánchez pintaba óleos donde seguía los pasos del surrealismo abstracto. A mí, entre emocionado y absorbente, me parecía un gran artista al igual que otros muchos personajes que allí se daban cita. Las reuniones servían como catarsis de ideas y de obras.
Fue al someter un poema mío a juicio de los tertulianos, como otras tantas noches de viernes, que me encontré con el comentario desconcertante de Sánchez. «Es mejor que no te diga lo que me parecen tus versos», vino a señalar.
No dijo ni bueno ni malo; ni bonito ni feo. La frase, en cambio, me acompañó durante muchos años cada vez que me enfrenté al poema terminado. Qué terrible sentencia no quiso pronunciar aquel hombre. Pensé en lo peor y nunca resolví el enigma.
Sánchez se ganó la vida con una tienda de pintura y murió de una enfermedad derivada de su profesión.
Quizás lo impronunciable de su comentario fue lo que desconocía.
La bola de cristal
15.1.09
He curioseado por las predicciones que hacen para los 'social media'. Dicen que el que se fue ha sido el año de los blogs, los nanoblogs, las redes sociales, las wikis y los widgets. Vaticinan, los que saben de esto, que en 2009 Facebook crecerá más que Tuenti, que muchos pedirán ver la utilidad de los ‘social media’, que los partidos políticos se lanzarán a la red, que los social media nos permitirán pasar del ‘individuo’ a la ‘comunidad’ o que las redes sociales intentarán, sin mucho éxito, meterse en el comercio electrónico, entre otros augurios. De los blogs dicen bien poco o casi nada. Quizás comience la criba y gurús y advenedizos de bitácoras, migren hacia otros lares y dejen estos parajes más despejados.
Aprendiz
13.1.09
—Sabes qué es lo primero que el tiempo borra de un cadáver.
—No sé muy bien —respondió el novato.
—Los ojos.
—¿Y luego?
—El resto de la cara. Curioso ¿no?
—No sé -dijo despreocupado el neófito.
—Si los ojos son la ventana del alma, la ventana se cierra, el alma queda a oscuras y, como si fuera una planta, muere.
—Morimos doblemente.
—Seguro y además lo hacemos desnudos porque ya no se amortaja a nadie.
—Desnudos venimos al mundo. No me parece injusto lo de envolverlos en un sudario —expuso el aprendiz.
—Más bien inelegante, igual que el hecho de morir.
Frío
12.1.09
Mantiene Flaubert en su ‘Diccionario de lugares comunes’ que el sabañón «es señal de salud, porque provienen de haberse calentado cuando se tenía frío». Y ayer, sin ir más lejos, escuché responder a la pregunta ¿tienes frío?: para qué quiero tener frío si no tengo abrigo. Me quedé helado.
Registradores
10.1.09
Rayado en la puerta de los servicios de una oficina del Registro de la Propiedad: «El mar es gratuito. Nadie lo compra».
Quijotes
9.1.09
Los Schlegel, María y Marcus, son una pareja de alemanes que recorre parte de Europa. María me cuenta que tratan de informar a la gente de los riesgos y las consecuencias de la ingeniería genética y de la agricultura intensiva sobre el medio ambiente y la salud de la población. Lo hacen desde un carromato que tiran dos caballos ingleses, Paddy y Mark Tinker. Locos ha habido siempre en el mundo y es, precisamente, ese punto de demencia el que termina por salvar a los más cuerdos.
Léxico
8.1.09
Recuerdo cuando coger un virus era estar resfriado; chatear, beber vino con los amigos; un bloc, un cuaderno donde tomar apuntes y dibujar la frustración escolar; y navegar, salir a mar abierta. Algunas palabras ha ampliado su significado y el lenguaje se ha poblado en su uso de otras como Internet, Wikipedia, Google, Windows, Mac, bytes. Una jerga que si alguien la hubiera hablado treinta años atrás, lo hubiera tomado por un trastornado.
Edades
6.1.09
—Comienzo a notar claros síntomas de envejecimiento.
—No sé porque lo dices. Se te ve estupenda —refutó la amiga.
—Me miró en lo que hago y me apetece y veo que no soy la misma.
—Siempre puedes verte como la niña que no has dejado de ser o usar un antiarrugas para el corazón.
Aconteceres
5.1.09
Dicho por Heráclito queda que «al que aguarda le sobreviene lo que aguarda, pero al que espera le sobreviene lo inesperado». Plenitud de puro azar para quien lo impensado sea lo que ha de llegar.
Imaginación
4.1.09
Leí que una de las secuelas de la práctica de la creatividad en solitario es el estrés. Al contrario, un niño solitario puede expandir un universo de sueños.
El color del vino
3.1.09
El vino debe su color a la piel de la uva. La epidermis de afectos da tinte al corazón.
Llanto
2.1.09
La masculinización del llanto público se la debemos los hombres, en parte, a Abu 'Abd Allāh Muhammad. Lágrimas que me fueron dadas para qué ocultarlas, pensó Boabdil. Lágrimas masculinas ante una mujer.
Egoblog
1.1.09
Por vecindad o por lejanía, por el sentimiento acusado de sentirme insignificante ante la existencia, por decir lo que quiero, por no dejar de sentir lo que pienso, por afinidad o por rechazo, por la erotización de la palabra y la castidad del silencio, por el gusto de ser leído, por el disgusto de no escribir tan bien como pretendo, por nostalgia de la infancia, por melancolía de las cosas que fueron, por ti que estás ahí y por tu ausencia, por los días innúmeros y la resaca del tiempo que descuento, y por algunas cosas más, no dejo de publicar este blog.
Carillón
31.12.08
El desentrañamiento del tiempo ha tenido siempre, en este día, su momento más recurrente. Para el niño que fui era como atravesar una frontera invisible.
Una profesora de Filosofía me explicó que en la infancia el tiempo es impaciencia; en la juventud, indolencia; en la madurez, ansiedad; y en la vejez, abatimiento.
Para Deleuze «el tiempo sólo se constituye en la síntesis originaria que versa sobre la repetición de los instantes». Cioran, en cambio, plantea que «hubo un tiempo en que el tiempo no existía… El rechazo del nacimiento no es otra cosa que la nostalgia de ese tiempo anterior al tiempo». Borges perspicaz con la temporalidad de la existencia afirma que «fuera de cada percepción (actual o conjetural) no existe la materia; fuera de cada estado mental no existe el espíritu; tampoco el tiempo existirá fuera de cada instante presente».
Y quizás, por todo ello, no haya que estar mucho en desacuerdo con el clásico Virgilio cuando afirma que «breve et irreparabile tempus omnibus est vitae» (el tiempo de vivir es para todos breve e irreparable).
Apenas me dé cuenta habré vivido mi tiempo intemporal igual o parecido al fracaso de la eternidad.
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