Malas noticias

16.3.19



Recuerdo siendo un chiquillo haber leído un crimen horrendo perpetrado sobre alguna criatura de mi edad, y si no mal recuerdo era el de una niña asesinada en Italia y cuyo cadáver apareció quemado por su asesino. Guardé el recorte del artículo durante un tiempo ante lo incomprensible del hecho y porque me producía perplejidad y asombro aquella maldad, y sentía tanta pena por la víctima cuya foto aparecía, con bello rostro, en una publicación llamada ‘El Caso’. 

Este semanario se especializó en noticias luctuosas y a veces macabras que alimentaron el morbo de muchos lectores. Podría parecer que, en una sociedad con bastante analfabetismo y falta de libertad de expresión, vender noticias de esta índole era lo propio de esa época. 

Sin embargo, a pesar de los años transcurridos, ciertos medios de comunicación siguen vendiendo, con pelos y señales, hasta el último detalle de lo espeluznante, lo aciago, lo maldito del ser humano y las barbaridades con que actúan determinados individuos. Nada ha cambiado entonces porque parece que las personas sienten más altura mortal cuando ven que hay congéneres que son peores que ellas. Y hasta se relamen de gusto recreándose en la desgracia ajena.



5 apostillas:

Albada Dos dijo...

Esa insana curiosidad pro las desgracias ajenas, que es morbosidad, sigue estando en nuestra sociedad, aunque El caso no se edite ya. Ese regodeo en historias, e imágenes de desgracias me parece que denota lo peor del ser humano.

Buena reflexión. Un abrazo y feliz finde

Juan Poz dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan Poz dijo...

Se ha de recordar que los romances de ciego, herederos de los "pliegos de cordel" del XV y el XVI no eran sino relatos de crímenes y que mucho antes de ellos, los romances truculentos relataban hechos atroces. Joaquín Díaz tiene hecho un disco fabuloso con una recopilación de ellos...

Joselu dijo...

Los límites atraen, y los crímenes horrendos nos suscitan curiosidad que yo no calificaría de malsana o morbosa, sino curiosidad por los límites. La literatura se fundamenta asimismo en los límites. ¿Qué son si no, Crimen y castigo o Los hermanos Karamazov? La desgracia humana es magnética pero yo no diría que es algo enfermizo o mórbido. Si lo vemos así, es que nos ponemos en un podio para juzgar lo vituperable de la realidad humana. No hay diferencia entre las crónicas de las cadenas que siguen sucesos y la gran literatura, solo es una cuestión de tratamiento. ¿Qué es la novela negra sino una novela de crímenes horrendos? ¿O eso es salvable porque es prestigioso?

Manuela Fernández dijo...

Totalmente de acuerdo, últimamente la prensa amarillista es la que inunda los medios. Imágenes que hieren las ponen de portada, titulares que difícilmente puedes olvidar los ponen en primer plano. Pero me niego a pensar que lo quiere así el público, me niego.