Hipermetropía
3.3.19
No consigue enhebrar la aguja por mucho que lo intente. Por eso le pide que le preste sus ojos y la hija se los da encerrados en un estuche.
Etiquetas: cuentos de domingo, cuentos diminutos
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3 apostillas:
uf, tal vez una hija dadivosa en exceso. Un abrazo
Una escena de imborrable recuerdo en Los santos inocentes, de Camus.
Excelente microcuento que me ha evocado la ceguera de Tiresias. Tal vez su hija a partir de ahora tenga el don de profecía.
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