Juego vital
13.3.19
Todos los días hay reparto de cartas. Nunca sabes si vas a tener una buena mano. Ayer el crupier de la suerte me entregó cuatro naipes: la prisa, la torpeza, la alegría y el enfado. No eran malas cartas, aunque había que saberlas jugar.
Con la primera corrí a hacer todo lo que pude, aunque el tiempo andaba siempre más rápido que yo. La segunda me hizo detenerme y la tercera la guardé para el final y fue la llave para cerrar el día. Con el último naipe hice un descarte y me vino el comodín de la calma, así que gané esa mano.
No siempre es así porque el azar baraja de forma caprichosa y te llega una mala ronda.
Entre las cartas del mazo más apreciadas están el amor, la riqueza, la salud y las que nada gustan, la enfermedad, el sufrimiento y la muerte. No falta en el reparto la fama, la belleza, la falsedad, la valentía, la honestidad, la responsabilidad, el esfuerzo, los sueños, la reflexión, la empatía, la sensibilidad, el odio, la justicia y su falta, el daño o la solidaridad.
A mí me gusta jugar con la amabilidad, el respeto, la imaginación y la ternura.
Es el juego de la vida y hay quien hace trampas, unas veces ilícitas, otras casi necesarias, quien guarda un as bajo la manga, quien va de farol y hasta quien lanza un órdago. Y no falta quien lo arriesga todo a una sola apuesta.
A ver qué naipes me reparte hoy la baraja de vivir.
Etiquetas: historias, juego, personajes, vivir
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2 apostillas:
Hay manos que te vienen dados por una especie aciaga de destino y no es posible librarse de ellas. Hagas lo que hagas te encuentras con ellas.
Tú lo que estás describiendo es una partida de "solitario": te las das tú todas...
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